sábado, 7 de diciembre de 2013

El arribo de Laura /24)

Se paso la mayor parte de los días del mes siguiente en una clínica, la primera vez, para que le extrajeran la bala, y la segunda, para hacerle una cirugía reconstructiva y que no le quedara ni rastros del disparo.
Durante las semanas que pasó internada, solo la fue a ver Isabel.
Ese día , Victoria salió de la clínica, e Isabel la llevó a la casa.
Al llegar nadie la estaba esperando.

Un confuso episodio en la casa del candidato a Presidente.
Título el diario, y Silvina se dedico a contar gran parte del hecho, evadiendo el motivo por el cuál Victoria había disparado, aunque dejo entrever que era algo referente a su matrimonio, y que bien podría tratarse de una infidelidad.

No dormían juntos, Isabel le había exigido a Francisco que se fuera al cuarto de invitados, y le había llevado la ropa hasta allí.
-Esto se te va a acabar.
-Ah si, mira vos, creo que no.
Cuando Isabel se dio vuelta, Francisco se acerco, y con su bastón presionó sobre el cuello de Isabel.
-Podría partirte el cuello, hija de puta, como a una gallina, eso es lo que te mereces.
-Si lo haces, terminaras muerto.
-Pero nadie me quitara el gusto.
Isabel supo, que Francisco hablaba en serio, y que en ese momento era muy capaz de cumplir lo que decía, instintivamente hundió su taco, sobre el pie de Francisco.
Enseguida la presión que sentía sobre su cuello, desapareció, ella antes de que el se recuperar de la sorpresa, tomo el bastón para golpearlo sobre la cabeza, pero Francisco tomó la otra punta, cuando Isabel lanzó el golpe.

Leyó el titular que había escrito Silvina, y se río.
Luego fue a un bar y se tomó un licor, ya nada le importaba, Mauricio, cada vez lo ignoraba más, desde que consiguiera trabajo en el cine.
Era obvio que esto iba a pasar...pero igual duele.
Se dijo Gustavo, mientras se acababa su tercera copa de licor.

Se le cayó el pesado libro, Lo que el viento se llevó, y antes de que Liliana se agachara a recogerlo, una manos morenas lo tomaron y se lo devolvieron.
-Tome, señorita.
-Gracias.
Ambos bajaron la mirada.

Al regresar a la casa, Silvina, tuvo una sensación de deja vu, allí etsaba de vuelta, Victoria, Armando y Manuel, mirandola, espectantes.


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