sábado, 14 de diciembre de 2013

El arribo de Laura /25)

-Largate de aquí.
Gritó, histérica Victoria.
-Con gusto, pero ya sabes lo que te espera.
-Me importan un carajo tus amenazas, no vamos a seguir siendo carne de cañón.
-Está bien, pero no sé sorprendan con lo que pueda suceder.
-Terminala con las amenazas, vos no nos conoces.
-Ya te dije, Victoria, esa es la diferencia entre ustedes y yo, que yo si sé de lo que ustedes son capaces.
Voy por mis cosas.
 -No hace falta, tus porquerías las tiene la sirvienta, pediselas a ella.
-Está bien, pero una cosa les digo,esto no termino.

 En el momento que Gustavo entraba con su auto, Silvina salía, y se cruzaron, ambos frenaron, ella lo miro con una sonrisa, y acelero.
Freno, y al hacerlo las ruedas chirriaron sobre las lozas.
Al bajar, le costo caminar, se sentó un momento sobre los escalones de la entrada, se sentía mareado, se paso las manos por la cara, y después se levanto, y entro.
Sus padres estaban gritando en el living, al escucharlo entrar, ambos abrieron la puerta, que igual no estaba cerrada del todo, y su padre comenzó a gritarle a él.
-Si no fuera por tu culpa, nada de esto hubiera pasado.
-Lo decís en serio, papá, yo fui él que embarazó y después casi mato a esa mujer?
-Vos fuiste él que se caso con ella, y todo para ocultar, tu enfermedad.
-Ajá, mi enfermedad, y la tuya, o te crees que es normal, acostarse con chicas menores de edad, embarazarlas, y después hacerlas abortar a los golpes?
Armando, se acerco, lo agarro de la camisa entre abierta que llevaba Gustavo, y lo atrajo hacia si.
-A mí no me hables así, soy tu padre, mierda.
Gustavo, lo agarro de las muñecas, tan fuerte como fue capaz y logró que le soltara la solapa.
-Mi padre,. y que te crees que te da eso algún derecho, ese bebe que aborto Laura o como se llame, también era tu hijo, y vos lo mataste, y todavía te da la cara para llamarme enfermo?
-Callate, maricón, infeliz.
Armando, le dio una fuerte cachetada de revés a Gustavo, este no llegó a tocarse la mejilla, lo miro, cerro su puño, y le dio una trompada, que tiro al suelo a Armando.
-Me das asco, vos también mamá, son seres inmundos, si yo soy homosexual, puto, maricón, como querían llamarle, puede que ustedes sientan asco por mí, y deseen que nunca hubiera nacido...saben una cosa, yo desearía lo mismo, que ustedes nunca hubiera sido mis padres, seres miserables, mierdas, ustedes son los que están enfermos, y ni siquiera se dan cuenta.
Armando se levanto furioso.
-Andate de esta casa, y no vuelvas nunca más, peor te vas sin nada, mierda.
-No te preocupes, que no quiero nada tuyo.
Se saco las llaves del auto del bolsillo, y se las tiro sobre el pecho a Armando, luego, emprendió de vuelta hacia la puerta, y salio.

Tiro con fuerza, hacia su lado para que Isabel soltara el bastón, pero esta lo sostuvo con todas las fuerzas de las que fue capaz.
-No te esperabas esto, no mi amor?
-Las cosas no van a volver a ser como antes.
-Tenés razón, van a ser mucho peor, para ti.
-Sueña, haces bien, los tullidos como vos, tienen que tener alguna esperanza.
-No, querida, esperanza fue lo que tenias vos, una estúpida esperanza de que todo había cambiado, pero no, yo ya estoy bien, y vos hija de mil putas, vas a pasar las mil y una conmigo.
-Ya las pase, mierda, y te juro, que no las voy a vovler a pasar, esa mujer se termino, murió le día del accidente.
En ese momento, el forcejeo se hizo más fuerte, y Francisco, logro hacerse con el bastón, cuando soltó un golpe, que iba hacia el cuello de Isabel, esta logro correrse a tiempo, darse vuelta, y treparse a la espalda de Francisco, los dos cayeron sobre la cama.

-Me llamo Liliana.
-Encantado, Diego.
Él le acercó la mano, y ella se la estrecho.
-Igualmente, y decime Diego, te gusta leer.
-Me gustaría, pero no tengo tiempo.
-Bueno, siempre te podes hacer un huequito, toma.
Le acerco una pequeña novela, que llevaba en un bolsillo.
-Qué chiquito, en comparación.
-Si, es una novelita de misterio, para los que no tiene mucho tiempo, son ideales, ya que te mantiene enganchado, y son cortitas.
-Tratare.
-Hazlo, y cuando la termines, la comentamos.
-Está bien.

Cuando llegó a la casa, y la sirvienta le dijo que Laura, no sabia por qué pero todos seguían llamándola así, incluso él la seguía pensando con ese nombre, se había ido, volvió a su auto y condujo como un loco, hasta la casa donde ambos habían hecho el amor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario