sábado, 23 de noviembre de 2013

El arribo de Laura /22)

Todo había sido tan patético, que era casi obvio que una pregunta de lo más patética como la que acababa de hacerle Manuel, fuera la que culminara la escena.
Te amo con toda mi alma, quiero estar con vos siempre.
Fue lo primero que se le vino a la cabeza, más no a los labios.
Sentía que no podía contestarle, como si estuviera en un sueño, queriendo gritar y no salía nada de su garganta.
Una lágrima se deslizo por su ojo derecho.
Se soltó de la mano de Manuel, y se fue hasta su habitación.
Por qué no le dijo que no, se lo tendría que haber gritado.
-Querés que vayamos a casa, por lo menos por hoy.
-No, yo de acá no salgo, hasta que ellos estés hechos mierda.
-Te das cuenta que también te estas destruyendo a vos misma con todo esto.
-Si, pero no me importa, yo desde el día que el hijo de puta de Armando me golpeo, estoy muerta en vida, lo único que me importa es que ellos también lo estén.
-Y Manuel?
-Manuel nada, terminara odiando, lo sé, así que lo mejor es que me haga a la idea, y trate de no pensar en él, aunque sé que es imposible, peor no me queda de otra.
-Podrías olvidarte de la venganza...
-Jamás, aunque lo intentara, sé que no lo lograría, es más fuerte que yo, el resentimiento y la amargura son sentimientos muy fuertes, yo por dentro estoy rota, y eso no se puede arreglar, ni pegar con nada, nunca seriamos felices, así que lo único que me queda es terminar lo que empecé.
-Está bien, me voy, si me necesitas, llamame, adiós.
-Adiós.

No sabia a quién odiaba más, si a Silvina, o a Armando.
-Todo esto es culpa tuya.
-Dejame de joder.
-Te odio, maldigo la hora en la que me case con vos.
-Sentite correspondida.
-Te das cuenta hasta donde nos han llevado tus porquerías?
-Porquerías de las que siempre fuiste consciente, no te hagas la santa.
-Todos los hombres, como buenos cerdos que son tiene sus putas para hacer sus inmundicias, pero tienen la suficiente inteligencia para buscarse unas que sepan cuál es su lugar.

No estaba enojado, aunque si sorprendido, Gustavo siempre supo que algún motivo oculto había tenido Laura o como se llamara, para casarse con él, pero no creía que fuera algo así.
Igual ahora se sentía tranquilo, no tenia por qué sentirse sucio, luego de enterarse de que toda su familia era una mentira, y que su padre era un ser inmundo, capaz de embarazar e intentar asesinar a un menor de edad.

Le costaba creer y entender lo que Manuel le estaba contando, todo parecía tan retorcido.
-No sé que decirte.
-Por lo menos no intentas darme un falso consuelo, te lo agradezco.
-Para qué, y qué pensas hacer?
-No tengo ni idea, no sé, creo que me voy a quedar en la casa.
-Para protegerla, verdad?
-Como me conoces, Liliana.
-No por nada somos hermanos...
-Debes creer que soy un idiota, además de un loco.
-Te parece que yo estoy en condiciones de juzgarte? los que si me dan asco son papa y mamá.

Ella manejaba, al igual que en la casa, desde que Francisco tuviera el accidente, todo estaba bajo su control.
él no paraba de reír, mientras la miraba en forma irónica.
-Qué linda familia que tenés.
-Callate, vos sos él menos indicado para hablar.
-Te parece? yo no soy un potencial homocida.
-No lo sé, de vos nada me extrañaría, o te crees superior moralmente a alguien?
-Mejor que el hijo de puta de tu padre, soy.
-Por favor, vos no le llegas ni a los talones a mi padre, y no croe nada de lo que esa tipa dijo.
-Ay, por favor, Isabella, deja de hacerte la tarada, vos sabes de lo que es capaz tu padre, y parece que le llego su hora, y no sabes como lo estoy disfrutando.
-Mi padre es fuerte, va a salir adelante, y va a poder contra esa puta, peor vos, seguirás siendo un infeliz.

Silvina daba vueltas en su habitación, cuando sintió que alguien rompía el vidrio de su ventana, y vio aparecer a Victoria que la apuntaba con un arma.

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