sábado, 5 de octubre de 2013

El arribo de Laura /15)

Cuando Victoria vio llegar a Laura le tiro el periódico sobre su pecho.
-Como pudiste publicar algo así?
-El diario no es mío, si no de mi tío, y el publica lo que se le antoja.
-Pudiste evitarlo, avisarnos.
-No, no podía.
-Mentira, cínica.
-A mí no me faltes el respeto, cínica, tu hablando de cinismo, por favor.
-No te lo permito.
-La que no te lo permite soy yo, ya te dije una vez, a mí me respetas, si querés que te respete.
Las 2 habían levantado la voz, y estaban a nada de comenzar a gritar y golpearse, ambas respiraron profundamente, y Laura se acerco a las escaleras y luego subió por ella, cuando había subido varios escalones, sintió la voz de Victoria.
-Escuchame una cosa, esto no se va a quedar así, te lo juro.
Ella siguió subiendo, como si no la hubiera escuchado.

Francisco entro en coma.
Isabel miraba a su esposo inerte con indiferencia, lo único que quería es que este muriera, hacia años que se había acabado el amor que sentía por él, para primero transformarse en indiferencia, y luego en odio.

Liliana se había mudado a un hotel barato, ya que para más no le alcazaba ni a ella, ni a Martín su novio, no porque este no recibiera más dinero de sus padres, si no porque se gastaba la mayor parte del mismo en droga.
Liliana miro los 2 vestidos sucios que yacían en la única y desvencijada silla que había en el cuarto.
-Dame plata para llevarle mi ropa a una lavandera.
-No tengo, dejame de joder.
-Por favor, dejate de drogar, esto es importante.
-Busca ahí en el saco, no me acuerdo si tengo algo.
Liliana busco en el saco, encontró 5 pesos, los tomo, junto los vestidos, los coloco en una bolsa, y salió con ellos, le pregunto al conserje donde podía encontrar una lavandera, este le dio la dirección de una y mientras iba hasta ella, pensó que desde que Martín se drogaba cada vez le interesaba menos, ella nunca había entendido lo que la mariguana le generaba, la había probado, aunque no encontró nada en ella que valiera la pena, y no quiso volver a fumarla.

Hacia 1 semana que trabajaba en un hospital publico, el lugar se estaba viniendo abajo, las paredes descascaradas, faltaban insumos, las camas viejas, los colchones rotos, las sabanas rasgadas.
Odiaba escuchar la propaganda de los logros del gobierno, cuando en realidad todo era maquillaje.
Se había cambiado el apellido, ya que no quería que lo reaccionaran con su padre, el presidente.
Había gastado todos sus ahorros en insumos, pintura, camas, sabanas, colchones y todo lo necesario para que ese hospital pudiera ser un lugar digno para los enfermos.
Laura un día lo siguió y después de ver lo qué Manuel estaba haciendo, hizo una donación anónima.

Lorenzo se sorprendió al verla hacer eso.
-Ahí tenias otra historia para exponer, el hijo del presidente se avergüenza de su padre, usa otro apellido, y se ocupa de los más necesitados, a los que el régimen prefiere ignorara.
-Si hiciera eso, lo más perjudicados serían los que son atendidos en ese hospital, y ellos no tiene la culpa de nada.
-Y la donación?
-No tengo por qué contarte mis decisiones, o si?
-Como quieras...

Cada vez que estaban cerca uno del otro, no podían evitar mirarse, y sentir como se les erizaba la piel, sentían deseos de besarse, abrasarse, hacer el amo, pero se trataban con la mayor indiferencia.
Una noche, Laura sintió golpes en la puerta de su habitación, cuando abrió se encontró con Manuel.
-Que queres?
-Saber hasta cuando vamos a negar esto.
-No sé, decime vos hasta cuando?
El la agarro de sus brazos, la acerco a él, y la beso.

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