sábado, 26 de octubre de 2013

El arribo de Laura /17)

Algo en ella, desde el momento en que conoció a Laura, le había recordado a esa chica, la puta que había ido a su casa y se había atrevido ha echarle en cara que se acostaba con su marido y que estaba embarazada, y como si eso fuera poco, también a cachetearla, inconscientemente acerco su mano a su mejilla, pero antes de tocarla la bajo, escucho a la mujer que le contaba todo lo que sabía, que era eso, después de verla a ella, la puta regreso con Armando llevándola del brazo y al cabo de unos minutos este salió, no sin antes decirle al conserje que no molestara a la muchacha, el conserje se sorprendió de que nadie saliera de allí,. y le pregunto a sus patrones si debía abrir la puerta, como estos sabían lo que sus huéspedes apreciaban la discreción, prefirieron subir ellos, y mandar abajo al conserje, y lo que encontraron fue a la puta tirada, bajo un charco de sangre, más muerta que viva, llamaron inmediatamente a una ambulancia, y en el mismo momento que ésta llegaba, entró una mujer muy elegante, y al verla en la camilla, se lanzo sobre ella, los enfermeros tuvieron que contenerla, la mujer lloraba y gritaba preguntando qué le había pasado y quién le había hecho eso, a la semana, la misma mujer les agradeció que no dejarán morir a la chica, y les dio muchísimo dinero, para que cerrarán el hotel y se retiraran, con la condición de no hablar con nadie del asunto.
Victoria le agradeció la información a la mujer que estaba frente a ella, aunque ni escucho su agradecimiento, ni su adiós, ni nada, era como si todo lo hubiera escuchado en un sueño, se quedo frente al volante, con sus manos fuertemente apretadas sobre el mismo, quería matar a esa puta, esa palabra se repetía una y otra vez en su mente, esa puta había provocado todo, esa puta quería destruir a su familia, esa puta no lo conseguiría, no le importaba matarla.
Mierda, no puedo matarla, esa mujer quién mierda era esa mujer qué se había preocupado tanto por ella, su madre? si debía ser su madre, otra puta como ella, que la había dejado tirada, y después con los años había conseguido casarse con un  rico idiota, de esos que no saben dividir las cosas, y comen donde cagan, seguramente la puta era una bastarda, pero una con suerte, pero se le iba a acabar.

Sabía que al principio no había sido más que por dinero, pero no le importaba, lo amaba, Gustavo se sentía un idiota cada vez que pensaba en ello, un idiota, tal vez todos los de su condición lo fueran, se decía una y otra vez, Mauricio no lo quería, nunca lo había hecho, ese muchacho que vio en un puente, qué irónico, ese día había salido del internado, el internado, tantos años, que le resultaron inacabables donde lo único a lo que se había dedicado era a fingir, a ser el más aplicado, el más callado, el más irrelevante, todo creía que era por humildad, por ser el hijo de un político tan importante, pero no, trataba de ocultar su sexualidad, tenia miedo de sus gestos, de su voz, cuando estaba solo en su habitación trataba de imitar los movimientos que veía en los galanes del cine, sin la exageración natural de los mismos, todo contenido, no quería tampoco ser una parodia amanerada, odiaba esa palabra, amanerada, sabía, había leído que muchos hombres, grandes hombres habían sido homosexuales, curiosos, nadie usaba esa palabra en la realidad para referirse a los de su condición, la mayoría coloquialmente les llamaban maricones, y en los ámbitos más exclusivos o en las cenas formales si por alguna extraña razón surgía el tema, cosa rarísima ya que eso era una de las tantas cosas que nadie quería hablar, ni oír, ni saber, prefger´ñian pensar que no existía, los llamaban degenerados, enfermos, peor que los locos, era una de esas aberraciones, deben nacer fallados, había escuchado un día a su padre comentar, que seguramente era algo que las parteras descuidadas cuando agarraban a los chicos, les rompían en el cráneo.
-Pensalo, la cabeza de un bebe es de lo más frágil, casi como si fuera una fruta madura, y esas mujeres, las pobres son unas ignorantes, guasas, quién te dice que no le tocan algo en el cerebro, y los vuelven así, como a los asesinos, debe ser eso, para mí, digo.
Casi se le dibujaba una sonrisa en sus labios, cada vez que recordaba esas palabras de su padre, pero antes de que sus labios la formaran, su cara se transformaba adquiría una mueca amarga y melancólica, recordar eso, le hizo tomar coraje, y agarrarse a la baranda del puente, cuando se disponía a poner los pies sobre ella y lanzarse, sintió que unos brazos lo agarraban por los hombros, y lo volvían hacia atrás.
Gustavo trato de desasherce de quién lo agarraba, y cuando lo consiguió y dio vuelta la cara para observarlo, se encontró con un muchacho trigueño, de ojos color miel, de hermosas facciones, alto y fuerte, le gustaba, lo excitaba, pero decidió bajar la mirada, y llevarse la mano a los labios, sentía que en cada poro de su piel se notaba su condición, siempre pensaba en ellos como una condición, una especie de enfermedad crónica e incurable.
él muchacho que tenia enfrente, aunque no, ni había pensado en el como un muchacho, ya que un muchacho era él, y sus compañeros de colegios, lo que tenia enfrente era un hombre, aunque por sus rasgos noto que no podía tener más que 1 o 2 años más que él.
Este le dijo que se llamaba Mauricio, y le pregunto su nombre, Gustavo se lo dijo, Mauricio le ofreció irse a tomar una copa, tenia que relajarse, y no pensar tanto, que siempre que la gente pensaba mucho, terminaba haciendo cosas de las cueles después se arrepentía, y alguna de esas cosas, no podían remediarse.
El alcohol de la ginebra le quemaba la lengua y la garganta,m estaba tan poco acostumbrado a las bebidas alcohólicas, solían marearlo, pero ese día no, ese día sintió que el alcohol funcionaba como un sedante, lo relajaba y en cierta forma le quitaba las inhibiciones, no sabía por qué, peor  se animo a decirle a Mauricio, que le parecía hermoso, el hombre más hermoso que había visto en su vida, cuando se dio cuenta de que realmente lo había dicho, y que no había sido solo un sueño o una alucinación como otras veces le había pasado con ciertos conocidos, pero que obvio, nunca había abierto la boca, ni dicho nada, pero esta vez si había hablado en voz alta, aunque esto era un decir, ya que por el alcohol su voz apenas era un susurro, pero se dio cuenta por la expresión de Mauricio, que mostró una sonrisa condescendiente y a la vez irónica, qué no solo lo había imaginado.
Se dispuso a pedirle perdón, pero Mauricio le dijo que por favor no dijera nada, que mejor lo acompañara, que el conocía un lugar.
 Lo acompaño a un cuarto bastante pequeño, y oscuro, cerro la puerta y comenzó a besarlo, creía estarlo soñando, pero no, sus labios se apretaban sobre los suyos, sus mano tocaban su espalda, y luego su pecho y comenzaban a desabotonar su camisa, y él hacia lo mismo...
Después, tantas cosas sucedieron después...pero ese momento, había sido hermoso, y siempre lo recordaría.

Manuel, Manuel, no podía dejar de pensar en él, no podía concentrarse en nada, ni en los artículos, ni sobre todo en la venganza, como mierda iba a continuar con todo, si él se cruzaba en cada uno de sus pensamiento, nunca pensó que eso podría pasarle de nuevo, enamorarse...pero tenia que enfrentarlo, y vivirlo, si no, sería vulnerable, acostarse con él, si, tal vez solo era eso, tal vez solo le gustaba, si, era posible que no fuera más que una atracción muy fuerte, y en esas circunstancias rodeada de seres a los que odiaba o que le resultaban indiferentes, una persona como Mnauel, tan diferente al resto, le provocara eso, si, vivirlo, eso tendría, una vez que se costara con él, todo terminaría, él seguramente sentiría pena y vergüenza por acostarse con la mujer de su hermano, legalmente hablando, y se iría de la casa, tal vez hasta de la provincia, ya había puesto tierra de por medio con su familia una vez, podría hacerlo de nuevo, si, eso era.
Busco a Manuel por toda la mansión, pero ya se había ido al hospital, entonces, lo fuera buscar hasta allí, su horario terminaba dentro de unos minutos, espero, y se acerco a él.
-Qué haces acá?
-No aguantaba más, te necesito, te quiero, te amo.
-Yo también te amo, pero...
-Por favor, no digas nada más, acompañame,  por favor.
Manuel lo hizo, ella le dijo que la siguiera, se subió a su auto y manejo detrás de ella, no fueron muy lejos, el lugar al que ella lo llevaba era una casa pequeña, casi escondida entre altos arboles, allí entraron, y antes qué él pudiera decir algo, lo beso, Manuel correspondió el beso, y la apretó contra él.


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