sábado, 4 de mayo de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /4)

Nunca le había gustado el fútbol, ni ningún otro deporte, de chiquito a veces había jugado con los camiones, y a los indios y vaqueros con sus primos, pero lo que más le había gustado era cundo yo lo agarraba, lo levantaba para arriba y él abría sus brazos como su fueran las alas de un avión, dummmmmmmmmm, hiuuuu, y lo llevaba por toda la casa, a Paula porque tenía miedo de que se me cayera, nunca se me cayó, y a él le encantaba, creo que esas veces era cuando más feliz lo veía, se notaba la alegría en sus ojos.
Podría haber hecho algo para que no se suicidara, no sé, y esa duda, me va a cagar el resto de la vida, bah ya  la tengo cagada con el suicidio, para que mierda sigo viviendo, todos los días voy a despertar pensando en que mi hijo se suicido, y en lo que podría haber hecho para evitarlo, y lo peor es que ni siquiera sé que.
Con un gran esfuerzo termino de comer, le costaba tragar, le costaba hacer todas las cosas cotidianas, levantarse, lavarse la cara, hacer los mandados, pero lo que más difícil se le hacia era comer, se sentía asqueado cada vez que mascaba y luego tragaba la comida, y eso que todo lo que comía últimamente era arroz o fideos, por eso para pasarlo tomaba vino, el alcohol siempre lo había adormecido, y ahora era lo único que le permitía dormir, aunque solo fuera para soñar con Alejandro, y su muerte.

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