Las fotos le provocaban sentimientos raros, ambivalentes, por un lado eran lo único a lo que ahora podía aferrarse, ya que su hijo no era más que imágenes, cada vez que trataba de pensar en eso, se agitaba, la ausencia de su hijo, no podía pensar en ello, no quería, pero tampoco podía ver las fotos, o las escasas filmaciones que tenia de él, los recuerdos eran engañosos, todo lo era.
El tener que seguir adelante le resultaba imposible, pero igual de imposible sentía que era el hecho de pensar en el suicidio, aunque quisiera morirse, no tenia lo que fuera que había que tener para hacerlo.
El hacer las cosas de todos los días, como levantarse, lavarse la cara, peinarse, vestirse, elegir que ropa ponerse, calentar agua, hacerse un té o un café, a Alejandro le gustaba que le pusiera 2 cucharadas bien cargadas de café, y pensar en que hacer durante el resto del día, poner la ropa a lavar, si mamá, perdona que me olvide de sacarte los papeles del bolsillo, tender la cama, ahí casi siempre encontraba una media, pero ese no era el Alejandro de los últimos años, trato de aferrarse a eso, a que no había sido su culpa que el muriera...pero entonces de quién era la culpa?
De Belen? de Facundo? o de el propio Alejandro, cada vez que pensaba en ello, empezaba a llorar y temblar, se acerco a la cajita donde estaban los tranquilizantes, si seguía así se volvería adicta a ellos, pero no le importaba, se metio una pastilla en la boca y la mastico, quería sentir el gusto ácido de la misma, quería castigarse por no haber sabido evitar la muerte de su hijo, por no escucharlo como debía, o por no ir a verlo.
Trago agua, y se fue a acostar, 1 hora después de levantarse.
El tener que seguir adelante le resultaba imposible, pero igual de imposible sentía que era el hecho de pensar en el suicidio, aunque quisiera morirse, no tenia lo que fuera que había que tener para hacerlo.
El hacer las cosas de todos los días, como levantarse, lavarse la cara, peinarse, vestirse, elegir que ropa ponerse, calentar agua, hacerse un té o un café, a Alejandro le gustaba que le pusiera 2 cucharadas bien cargadas de café, y pensar en que hacer durante el resto del día, poner la ropa a lavar, si mamá, perdona que me olvide de sacarte los papeles del bolsillo, tender la cama, ahí casi siempre encontraba una media, pero ese no era el Alejandro de los últimos años, trato de aferrarse a eso, a que no había sido su culpa que el muriera...pero entonces de quién era la culpa?
De Belen? de Facundo? o de el propio Alejandro, cada vez que pensaba en ello, empezaba a llorar y temblar, se acerco a la cajita donde estaban los tranquilizantes, si seguía así se volvería adicta a ellos, pero no le importaba, se metio una pastilla en la boca y la mastico, quería sentir el gusto ácido de la misma, quería castigarse por no haber sabido evitar la muerte de su hijo, por no escucharlo como debía, o por no ir a verlo.
Trago agua, y se fue a acostar, 1 hora después de levantarse.
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