sábado, 24 de noviembre de 2012

Convivencia Obligada /7)

Las rutas siempre repletas de baches, y de camiones que sorteaba a último momento, mientras estos lo ensordecían a bocinazos, odiaba la ruta hasta Capital, por que estaba repleta de casas sin terminar, villas, como un lugar muerto que se empeñaba en seguir estando ahí, un recordatorio de algo que pudo ser y nunca fue, eso le recordaba a su familia, y a sí mismo.

Decidió pasar la tarde en la quinta, la mujer que iba a limpiarla una vez por semana, se la dejaba impecable, por eso ella cuando quería relajarse y no pensar en nada, se iba unas horas allí, a veces se metía a la pileta climatizada, que bastante dinero le había costado, y se relajaba ahí, lo que siempre la alarmaba era que alguien pudiera verla, con su maya negra, que era la más discreta que había encontrado, se sentía una ballena, a pesar de que no era gorda, tampoco flaca, le sobraban unos 15 kilos, que muy pocas veces a lo largo de su vida había podido bajarlo, si y ya estaba harta de intentarlo.

Si lo beso como reaccionaría, capaz que me da una trompada, no tanto, no, pero y si no le gusto, el ridículo que hago, ya no nos vamos a poder tratar como antes...
Mierda que hago, voy a cumplir 18, y todavía no me han dado ni un beso, no he hecho nada.
Bah yo lo beso, después, que pase lo que tenga que pasar.

Se fue poniendo toda la pequeña ropa de la bebe, sobre la panza.
Se acostó, con toda la ropa desparramada sobre la cama, y se quedo dormida, con el suave olor de la ropa nueva.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario