Cuando volvía del trabajo, al bajarse del auto, vio a Miguel de pasada, este iba conduciendo, con sus nietos atrás, y parecía por la expresión que tenia, y como movía sus labios que o les estaba diciendo algo bastante gracioso, o estaba cantando con ellos alguna canción, conociéndolo a Miguel, Mercedes pensó que podía ser cualquier de las dos, después que el auto paso, cruzo la calle, él no la había visto.
Miguel, el único novio que había tenido en su vida, había andado 8 años con él, desde los 1 a los 26, y cuando faltaba 1 mes para que se casaran, todo se acabo.
Ella decidió después de comer, y antes de acostarse a dormir la siesta, bañarse, cosa que nunca hacia, por que solía bañarse, después de la siesta, pero el verlo, le había provocado una sensación rara, que pensó, un baño, quitaría, después del mismo, que si bien la relajo, no le quito a Miguel de la cabeza, se quito el toallón que llevaba se miro en el espejo, había olvidado la última vez que lo hiciera, y no le gusto nada lo que veía, era consciente que nunca había sido una mujer linda, al contrario, estaba mucho más cerca de ser fea, y sabía que muchos así la consideraban, su cara si bien no tenia ni la nariz grande, tampoco era bonita, igual sus labios, de un color opaco, y ahora casi violeta por tantos años de fumar, su piel también se había resentido por esto, era amarillenta en algunas partes, y rojiza en otras, además no solo el cigarrillo había afectado su cuerpo, sino los mismos años, sus tetas se veía caídas, su abdomen flácido, aunque no abultado, sus piernas sin gracia.
Empezó a llorar, agarro el toallón y lo apoyo sobre el espejo, lloro en un absoluto silencio, después se corrió las lágrimas con furia, y se vistió lo más rápido que le fue posible.
Miguel había visto y estado con ese cuerpo, en sus mejores años, él la amo, no sabía, pensaba que si, peor ella, no, el resto de su vida, se reprocho esa relación, el andar con alguien solo por que no la jodia, por que no era posesivo, y la dejaba estudiar, y no hinchaba con casarse o tener hijos, bah si, peor cuando ella terminara la carrera, cuando termino esta, se dio cuenta, de que no quería seguir con Miguel, peor le dio lastima dejarlo, además no quería que todos la miraran raro por cortar con un muchacho tan bueno, por eso siguió con él, peor este comenzo a presionar para que se casaran, ya tenia la plata para comprarse un terreno, ella lo acompaño a verlo, estaba en un buen lugar, peor nada de lo que él le decía, como donde estarían las habitaciones, o como sería el jardín la entusiasmaba, pero no dijo nada.
Un día en el trabajo, se cruzo con Pedro, el dueño de una de las 2 estaciones de servicio que hacia en el pueblo, este le coqueteo, Mercedes lo conocía de sobra, tenia 3 hijos, y una sumisa mujer, a la que engañaba con cuanta mujer encontraba dispuesta, era un tipo que se veía bien, y su actitud arrogante, gustaba a muchas, no particularmente a ella, pero quiso hacerlo, sabía que eso la desprendería definitivamente de Miguel, era un pecado, como solía decir su madre, antes de irse a confesar, cosa que hacia todas las semanas como si fuera al psicólogo, un pecado, bien grande, adultera, ese mismo día, termino acostándose con Pedro en un sofá cama que este tenia en la oficina de la estación, Pedro, era rápido, le importaba poco a quien tuviera debajo, aunque simulaba hacerlo, besándola, y acariciándola, pero de forma acelerada, y casi obligada.
Se acostó 2 veces más con él, siendo nada discreta, para ser descubierta, cuando Miguel se entero, la dejo, no hizo ningún escandalo, ni nada, solo rompió su compromiso, aunque lo que si, las pocas a veces que se volvieron a cruzar, nunca más le dirigió la palabra.
Cuando termino de vestirse, quito el toallón del espejo, se cepillo el pelo, y pensó, en que a ella si bien no era feliz en su vida, tampoco lo hubiera sido con Miguel, teniendo 2 hijos, y varios nietos.
-Hola.
-Hola.
-Que raro, no?
-Ah, no tanto.
-Si, que se yo...
-Como estas?
-Bien, creo.
-Que te parece el pueblo?
-Esta bien, es tranquilo.
-Aburrido.
-No me jode, me gusta, no hay tanto ruido, ni gente.
-Te entiendo.
-Y vos, como estas, como te fue en Bariloche.
-Como el culo, 1 solo día nevo, después llovió 3, y los otros 2 si estuvo lindo, aunque no nevo, espero como hubo sol, pudimos, hacer varias cosas.
-Mira que bien.
-Si, no se, es una experiencia.
-Si.
La panza crecía, se iba redondeando, y Gabiela preparándose para su llegada, fue a comprara ropa, era tan fuerte la sensación que sentía al tocar esa ropa tan pequeña, tan suave, aunque ver esos muñecos con forma de bebe, la perturbaban.
Mientras elegía que llevar, entro una pareja, se veían jóvenes, pero no tanto como ella, les calculo entre 26 y 30 años, como mucho, parecían tan contentos, consultandose que llevar, y que no, él le tocaba la panza repetidas veces, y ella siempre en agradecimiento, le besaba la mejilla, o los labios, de la forma más discreta posible.
Gabriela, no aguantaba más estar cerca de esa pareja, oírlos y verlos, le parecían salidos de una publicidad, pidió que le embolsaran, los que tenia en la mano, pago y salio, se sento en un banco que encontró.
Llevaba demasiados días en ese lugar, se le estaba acabando la droga, además no le gustaba estar allí, era poca cosa para él, demasiado chico, en todo como para seguir un d´ñia más.
Con parte de la plata que había juntado, se compro una moto, junto sus cosas, y se fue.
Miguel, el único novio que había tenido en su vida, había andado 8 años con él, desde los 1 a los 26, y cuando faltaba 1 mes para que se casaran, todo se acabo.
Ella decidió después de comer, y antes de acostarse a dormir la siesta, bañarse, cosa que nunca hacia, por que solía bañarse, después de la siesta, pero el verlo, le había provocado una sensación rara, que pensó, un baño, quitaría, después del mismo, que si bien la relajo, no le quito a Miguel de la cabeza, se quito el toallón que llevaba se miro en el espejo, había olvidado la última vez que lo hiciera, y no le gusto nada lo que veía, era consciente que nunca había sido una mujer linda, al contrario, estaba mucho más cerca de ser fea, y sabía que muchos así la consideraban, su cara si bien no tenia ni la nariz grande, tampoco era bonita, igual sus labios, de un color opaco, y ahora casi violeta por tantos años de fumar, su piel también se había resentido por esto, era amarillenta en algunas partes, y rojiza en otras, además no solo el cigarrillo había afectado su cuerpo, sino los mismos años, sus tetas se veía caídas, su abdomen flácido, aunque no abultado, sus piernas sin gracia.
Empezó a llorar, agarro el toallón y lo apoyo sobre el espejo, lloro en un absoluto silencio, después se corrió las lágrimas con furia, y se vistió lo más rápido que le fue posible.
Miguel había visto y estado con ese cuerpo, en sus mejores años, él la amo, no sabía, pensaba que si, peor ella, no, el resto de su vida, se reprocho esa relación, el andar con alguien solo por que no la jodia, por que no era posesivo, y la dejaba estudiar, y no hinchaba con casarse o tener hijos, bah si, peor cuando ella terminara la carrera, cuando termino esta, se dio cuenta, de que no quería seguir con Miguel, peor le dio lastima dejarlo, además no quería que todos la miraran raro por cortar con un muchacho tan bueno, por eso siguió con él, peor este comenzo a presionar para que se casaran, ya tenia la plata para comprarse un terreno, ella lo acompaño a verlo, estaba en un buen lugar, peor nada de lo que él le decía, como donde estarían las habitaciones, o como sería el jardín la entusiasmaba, pero no dijo nada.
Un día en el trabajo, se cruzo con Pedro, el dueño de una de las 2 estaciones de servicio que hacia en el pueblo, este le coqueteo, Mercedes lo conocía de sobra, tenia 3 hijos, y una sumisa mujer, a la que engañaba con cuanta mujer encontraba dispuesta, era un tipo que se veía bien, y su actitud arrogante, gustaba a muchas, no particularmente a ella, pero quiso hacerlo, sabía que eso la desprendería definitivamente de Miguel, era un pecado, como solía decir su madre, antes de irse a confesar, cosa que hacia todas las semanas como si fuera al psicólogo, un pecado, bien grande, adultera, ese mismo día, termino acostándose con Pedro en un sofá cama que este tenia en la oficina de la estación, Pedro, era rápido, le importaba poco a quien tuviera debajo, aunque simulaba hacerlo, besándola, y acariciándola, pero de forma acelerada, y casi obligada.
Se acostó 2 veces más con él, siendo nada discreta, para ser descubierta, cuando Miguel se entero, la dejo, no hizo ningún escandalo, ni nada, solo rompió su compromiso, aunque lo que si, las pocas a veces que se volvieron a cruzar, nunca más le dirigió la palabra.
Cuando termino de vestirse, quito el toallón del espejo, se cepillo el pelo, y pensó, en que a ella si bien no era feliz en su vida, tampoco lo hubiera sido con Miguel, teniendo 2 hijos, y varios nietos.
-Hola.
-Hola.
-Que raro, no?
-Ah, no tanto.
-Si, que se yo...
-Como estas?
-Bien, creo.
-Que te parece el pueblo?
-Esta bien, es tranquilo.
-Aburrido.
-No me jode, me gusta, no hay tanto ruido, ni gente.
-Te entiendo.
-Y vos, como estas, como te fue en Bariloche.
-Como el culo, 1 solo día nevo, después llovió 3, y los otros 2 si estuvo lindo, aunque no nevo, espero como hubo sol, pudimos, hacer varias cosas.
-Mira que bien.
-Si, no se, es una experiencia.
-Si.
La panza crecía, se iba redondeando, y Gabiela preparándose para su llegada, fue a comprara ropa, era tan fuerte la sensación que sentía al tocar esa ropa tan pequeña, tan suave, aunque ver esos muñecos con forma de bebe, la perturbaban.
Mientras elegía que llevar, entro una pareja, se veían jóvenes, pero no tanto como ella, les calculo entre 26 y 30 años, como mucho, parecían tan contentos, consultandose que llevar, y que no, él le tocaba la panza repetidas veces, y ella siempre en agradecimiento, le besaba la mejilla, o los labios, de la forma más discreta posible.
Gabriela, no aguantaba más estar cerca de esa pareja, oírlos y verlos, le parecían salidos de una publicidad, pidió que le embolsaran, los que tenia en la mano, pago y salio, se sento en un banco que encontró.
Llevaba demasiados días en ese lugar, se le estaba acabando la droga, además no le gustaba estar allí, era poca cosa para él, demasiado chico, en todo como para seguir un d´ñia más.
Con parte de la plata que había juntado, se compro una moto, junto sus cosas, y se fue.
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