sábado, 5 de noviembre de 2011

Expresiones de mi vida /1) Fin de semana.

Me gustan los sábados lluviosos porque me siento liberada de lavar el piso, además me encanta la lluvia en febrero no sé esa sensación de estar en invierno en pleno verano.

Qué forma rara de empezar algo, ni sé qué es lo que quiero empezar, tal vez solo matar el tiempo un sábado que no puedo limpiar, que no tengo ganas de ir ni a la peluquería, ni a la depiladora, y que me siento sola, es raro decir eso, ya que otras veces me he sentido sola y estaba con toda mi familia, pero ahora literalmente lo estoy.
Esteban, mi hijo más chico se mudó ayer, lo bien que hizo, yo le había dicho que se mudara hoy, pero él me dijo que iba a llover, que mirará en el pronostico, yo casi nunca les hago caso porque se viven equivocando pero ésta vez justo le acertaron, por suerte.
Es el más mamengo, aunque es una forma de decir porque desde los doce hasta ahora se lo pasa en la computadora, igual no es que la se la pasaba boludeando como la mayoría, estudio técnico y ahora crea programas de juegos, y no sé qué más, yo de las computadoras no entiendo nada, apenas ahora estoy usando una, pobre las veces que se sentó conmigo a explicarme, yo como maestra nunca tuve la paciencia con mis alumnos que él tuvo conmigo.
Siempre le desconfié a estas maquinas, pero supongo que es porque salieron cuando yo ya no era ninguna nena, a mí madre le debió pasar lo mismo con el televisor, y a mí abuela con la radio, pero bueno, igual trato de poco a Internet por ahora, por eso que dicen todos, que te volves adicta.

Viendo lo que escribí no se ni qué quise expresar, empecé contando que llueve, seguí con la mudanza de mí hijo, y después salí contando de lo poco que sé usar la computadora, pero bueno, la vida no es lineal, y lo que se te viene a la cabeza menos.
Vamos a ver hasta cuando sigo, probablemente no vuelva a escribir nada más, no tengo tiempo y no me lo quiero hacer tampoco, esto de escribir sobre una, es como ir al psicólogo, ni siquiera a un psiquiatra porque ellos por lo menos te medican, y los psicólogos por lo menos te escuchan, acá nada, lo expreso y queda ahí, pero si me hago tiempo mañana, sigo.

Hoy también llovió, y ya me pudrió, un día que llueva es hermoso, dos ya pudre, pero como era domingo decidí tomármelo bien, después de comer dormí un rato la siesta, ni mucho porque sino me despierto y no sé si ya es lunes,y ando mareada el resto del día, una hora habré dormido, y me puse a hacer buñuelos, cuanto hacia que no me ponía a amasar, pero como no tenia nada que hacer, ahí estuve, y la verdad que me salieron riquísimos, pero hice muchos, me costo un montón cuando de cinco pasamos a cuatro y después a dos en casa, los kilos de comida que tire,me hacen hasta sentir mal, pero es llorar sobre la comida desperdiciada.
Vuelvo a lo que decía porque ya me fui a cualquier parte, hice muchos, y aunque puedo comerme todo no quiero ya bastante me cuesta la dieta como para dejarla por no tirar unos buñuelos, así que me fui a lo de mi vecina, estaba enhebrando una aguja para coserle un pantalón al hijo, este solo la viene a ver para dejarle la ropa, y que se la lave, se la planche, y si tiene algún agujero se la remiende. Una mierda, a mí ninguno de los tres, y a Esteban ni necesidad, él fue conmigo a elegir el lavarropas, uno hermoso se compró, mucho mejor que el mío, la cosa fue con Natalia, pero no quiero hablar de ella, volviendo a mí vecina, Clara, ahí estaba la pobre enhebrando, se alegró de verme, le encanta charlar, me chusmeó todo, quien era infiel, que la hija de la de la otra cuadra está embarazada, que la hija del que trabaja en el banco se droga, en fin toda la telenovela del pueblo, y yo encantada no me voy a hacer la que no, me gusta escuchar las miserias de los demás, sobretodo de esos que cuando te pasa algo te miran como si fueras la única persona que tiene problemas, y después ves que sus familias son peores que la tuya, así que yo me alegro que a ellos también les pase.

Ah es tardísimo y mañana tengo que volver a la amansadora del trabajo, a poner el reloj temprano, bueno hasta nunca, o hasta que tenga tiempo.

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