sábado, 12 de noviembre de 2011

Expresiones de mi vida /2) Asistencia obligatoria.

Ni me acordaba de lo que había escrito, ya hace un mes y medio que escribí lo anterior, apenas he prendido la computadora, el trabajo no me dejó tiempo para nada.

Ese lunes cuando volví, no saben lo que me costó levantarme a la mañana, cuando el cuerpo y la cabeza se empiezan a acostumbrar a levantarse más tarde tenés que volver a la puta rutina, y encima ver las mismas caras, que te piden lo mismo, con la misma hipocresía.
-Laura  el chico de los Sanders que no vino a la prueba, podes ir a la casa por favor.
Ser asistente social a veces es cansador, bah qué a veces, siempre, pero igual lo prefiero a ser maestra, ya que serlo me frustraba, es imposible enseñarle bien a los chicos si son 25 alumnos, tenes que estar viendo que no les pase nada, que no se vayan a cortar con las putas trinchetas, yo no sé por qué no prohíben esas porquerías, o que no están rayando las mesas, que estén escribiendo y haciendo lo que una les pide, es agotador.

Cada cada vez que voy a la casa de un chico, es odioso.
No saben lo que es entrar a esas casas en verano con un calor inaguantable y las madres más inaguantables todavía, que te miran desafiantes cuando se les debería caer la cara de vergüenza de no mandar a sus hijos a la escuela.
Me presente, no fue capaz de decirme sentate o querés tomar algo, ya sé que no soy una visita, pero a la gente que va a tu casa tratala como corresponde, más cuando no trabajas, porque con las uñas que esa tiene es obvio que lo único que agarra en las manos es el cigarrillo a ese se lo pasaba de las manos a la boca, y encima la hija de puta me tiraba el humo, y el ventilador la señora por supuesto de su lado, no fue capaz de ponerlo en modo rotación para que me llegara un poco a mí, no para qué, si yo solo iba a hablar con ella y tratar de que el hijo no repitiera el año, nada más.
En fin la tipa se sirvió una cerveza a las once de la mañana y me siguió mirando con recelo.
-Y qué quiere que haga, yo le digo que vaya, no sé cuantas veces le he repetido que lo voy a cagar a palos si no va, y no me hace caso, me dice que va y después me cuenta la vecina que andaba jugando con el hijo de ella.
-Señora si no va le van a quitar el salario.
Ahí si que cambio la cara, a estas les decís que le vas a sacar la plata, y es como si les dijeras que las vas a matar.
Se quedó un minuto en silencio sin saber qué cara poner, si enojada, consternada, aunque seguramente ni conoce esa palabra, o qué, eligió la más inteligente, casi se pone a rogarme.
-Mire voy a tratar, no, voy a hacer hasta lo imposible para que vaya a la escuela, yo misma lo llevó y lo dejo en la puerta, no podría estar usted ahí así me aseguro que cuando me vaya se queda adentro, porque lo conozco y es capaz de entrar y volver a salir.
-Si señora no se preocupe yo voy a estar en la puerta esperándolo.
Salí contenta por la victoria, pero me duro un ratito, después vuelve a pasar lo mismo con otra madre, que si la amenazas con quitarle el salario, te sale con las leyes, porque algunas son más leguleyas que una abogada, estas no saben ni hablar pero se conocen todas las leyes.

Y cuando empezaron las clases otra vez la misma historia, anda a ver por qué no vino este o el otro, y a asustar porque aunque no me guste el término es eso lo que hago, a asustar a las que no son tan leguleyas y a tratar de convencer a las que lo son.
Me enerva tener que decirles lo obvio, que los hijos tienen que terminar aunque sea la primaria, yo no puedo creer lo que son estos padres, porque los de antes tenían muchísimos defectos, si lo sabré yo, pero estaban convencidos de que sus hijos tenían que superarlos, tenían que tener una mejor educación, y tratar de conseguir lo que ellos no habían logrado, estos no, es como si se sintieran orgullosos de su ignorancia, y les encantara que los hijos fueran más mediocres que ellos, como si dijeran: si yo no logre nada, por qué mi hijo si, que se reviente igual que yo. Lamentablemente la ignorancia genera miseria, tanto económica como moral.

Qué deprimente lo que escribí hoy, ya me cague el fin de semana, no, todavía me queda el domingo, a ver qué hago.
No debería escribir sobre el trabajo, pero es parte de mi vida, además puedo descargarme, total, nadie sabe que lo hago, es algo para mí, como una terapia, y en el fondo está bueno descargarse, por que si le decís estas cosas a alguien, te da la razón y cuando te das vuelta te esta criticando, todos se creen que ser asistente es tomar café y escribir detrás de un escritorio, si eso también es, no lo voy a negar,  pero también hay que meterse en la casa de cualquiera, que no sabes como te va a recibir, y encima con algunos tener que hacerme la simpática para que por favor manden a los chicos a estudiar, cuando es su obligación, así que mejor lo escribo.

Igual todo no es malo en el trabajo, pero lo cuento otro día, hoy vienen a cenar Armando con Nancy y los chicos y todavía no prepare nada.

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