miércoles, 10 de agosto de 2011

Los hilos de Enilse/13) Sangre sobre el ardiente asfalto.

Sentía que el sol le quemaba, pero no quería ir bajo el tanque, no, se quedaría ahí.
Es por tu bien, que querés, yo no te puedo tener acá, ya sé que no es culpa tuya solamente, pero para que aceptaste, no escúchame vos a mí, este es un buen lugar, te pueden ayudar.

Pero para qué mierda te escapaste, no a donde, mira donde me estoy quedando yo, no, déjate de joder, si querés te doy plata, y otra cosa no puedo hacer, que querés, mejor llamo a Rebeca.
Bueno yo acá no te puedo tener.

Después hablamos Agustín, quiero conocer Europa sabes, por fin ahora con el uno a uno, no me mires así, todos tratamos de ayudarte, y lo hicimos, ya sé como son los viejos, por eso te ayudamos, pero vos querido nunca pusiste un poco de voluntad, a gatas terminaste el secundario y eso me costo horrores que pasaras los exámenes, me tenia que preocupar por tus exámenes y por los míos de la uni al mismo tiempo...Quédate en el hotel, o conoce la playa con este calor está hermoso...anda a Mar del o a Punta, si ahora esta re barato...yo el año que viene me voy para allá.

Y a vos qué te importa que viva sola, yo nunca te falsee como los demás, no, no me caes mal, hasta te aprecio, pero qué vas a hacer acá, porque los adictos son adictos para toda la vida, mira toma, andate algún lado...ah Oscar te dijo eso... y bueno...hacele caso.

No a mi déjame de joder, toma, acá tenes úsalo para lo que quieras, adiós.

Se toco el bolsillo saco los billetes en total llegaba a quinientos pesos, se acercó al limite de la terraza del edifico de Entel que había sido privatizado, el mismo construido siete años antes, transformándose en el de mayor altura del pueblo con cuatro pisos, se transformó en un cascaron ni bien vendieron la compañía, y liquidaron a más de la mitad de los empleados y a los demás los trasladaron a un edificio de un piso.

No le había costado entrar al mismo, solo subir un muro y romper una ventana.
hacia una hora que estaba ahí, transpirando y con dolor en los ojos por la luminosidad del perverso sol de finales de enero a las primeras horas de la tarde.
Quería llamar la atención, pero nadie pasaba, no le pareció raro, ya que en ese barrio había poco movimiento, pocas casas, y los dueños de las mismas estaban de vacaciones, exceptuando una anciana que se estaba quedando sorda.
Ya llegando a la 16:00 no le importó nada, estaba aturdido, no solo no aguantaba el sol, sino que no se aguantaba a si mismo, la abstinencia, su familia...
Retrocedió unos pasos y empezó a correr hasta que salto.

Rebeca nadaba, cuando su madre le reprochaba el pasarse toda la tarde metida en el agua, ella le contestaba que era una especie de masaje, terapia, deporte y dieta a la vez.

Saúl dormía, las dos cervezas y las aletas del ventilador sobre su espalda y muslos, le habían provocado un profundo sueño del que no quería despertar hasta la noche.

Metía el vestido en una balde lleno de agua y después se lo ponía, la sensación refrescante, a la vez que la involuntaria excitación que le generaba la tela mojada sobre sus pechos y piernas, la hacia pensar en que no era vieja, en que podía volver a enamorarse.

Los recorridos guiados eran como recorrer un museo gigante, y él estaba encantado, con los monumentos, los castillos, las calles, y la historia que sentía flotar en ese ambiente, Oscar decidió quedarse un mes aunque no le alcanzara el trabajo de un año para pagar las tarjetas de crédito.

Partió con unas amigas a la playa, otro año de la universidad, tal vez la dejara, le habían ofrecido un trabajo en una agencia de seguros, y estaba por dejar la carrera psicología, la cual solo seguía para seguir cerca de sus amigas con las únicas que se sentía segura, y diferente a su familia.

A las 17:00 un matrimonio que había salido con sus hijos aprovechando que había bajado un poco el sol, encontró el cuerpo, la sangre que apenas se divisaba por todas las moscas que había sobre la misma.

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