El sexo sin amor, sin cariño, sin química o atracción era algo que pocos conseguía, Manuel lo sabía, era un privilegiado, pocos hombres sobre todo lo conseguían, ni siquiera con Viagra a muchos se les paraba cuando ni siquiera sentía atracción o morbo por la persona que tenían enfrente, él si, algunos de sus clientes le preguntaban como lo lograba y él les contestaba siempre lo mismo: Es un don.
Realmente lo creía, lo que no lograba del todo era desconectarse, a veces cuando acababa sentía asco, vergüenza, ganas de gritar o llorar, pero enseguida se burlaba de sus propios pensamientos.
Ya es tarde para estos arranques de moral, o de lo que sea esta mierda. Si mi cuerpo lo han besado, acariciado, lamido, un montón de viejos, gordos, deformados, y bueno ya hasta me cuesta recordar a todos, y para qué mierda lo voy a hacer.
Pensó que la gente le da demasiada pelota al sexo, una trascendencia que no tenia, que por eso de tanto hacerse la cabeza después se vuelvan impotentes, que era solo una descarga, como cagar o mear, quien no lo tuvo que hacer alguna vez en un baño público y bueno tampoco nos pasamos la vida pensando e que habían cagado en un baño público o en un pozo, quizás a veces lo recordaba pero no les quedaban secuelas o dejaban de cagar por eso.
sábado, 26 de diciembre de 2020
El oficio de Manuel /14)
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