Cuando decidía tomarse unos días después se terminaba aburriendo el tiempo que no dedicaba a hacer ejercicios, comprarse ropa, calzado, desodorantes, cremas o perfumes, vestía bien no porque le interesará, siempre le había parecido un gasto estúpido, pero sabía que a los clientes les gustaba que se viera bien, la clientela le había mejorado mucho cuando hizo la prueba después de arriesgarse, ir a una sastrería y pedir que le hicieran un traje a la medida. Empezó a recibir clientes bancarios, jueces, empresarios, políticos, todos que veían pasantes trajeados y fantaseaba con ellos.
Después las horas de ocio se le hacían largas, miraba películas por Netflix o Amazon, aunque se olvidaba de ellas ni bien terminaban, le costaba concentrarse. Pensó en tener una mascota pero no le gustaban, recordaba cuando era chico todos los perros de los vecinos y algunos de su madre, siempre pasando los huevos o el culo por todos lados, arrimando el hocico a la entrepierna, meando y cagando en cualquier parte, incluso alguno le había dado un mordiscón. Los gatos tampoco le gustaba, y no tenía interés en ningún roedor, peces, lagartos, víboras o cualquier otro tipo de mascota.
Pensó en tener una relación pero sabía que no duraría ya que tendría que mentirle sobre su trabajo, si no conseguiría una persona que solo estuviera con él por el morbo y la plata, o que lo quisiera cambiar. Desechó la idea.
sábado, 19 de diciembre de 2020
El oficio de Manuel /13)
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