sábado, 29 de febrero de 2020

Y de repente se hace realidad /15)

Estaba harto de despertarse, hacerse un café, que siempre le salía mal, o demasiado espeso, aguado, quemado o frío. No podía concentrarse en el café, porque esperaba expectante que Teresa lo llamara.
Cuando ella lo llamó, salió enseguida.
-Por ahora no puedo, el hijo de puta de Roberto no me suelta nada.
-Inventale algo.
-No está tan pelotudo, ya no me da bola, no me cree la primera pavada que le invento, debe andar detrás de otra.
-Y de la peluquería, saca de ahí.
-Ja, ganó dos pesos ahí, y si los sacó, qué te pensas que soy la peluquera de los famosos.
-Me cagó en todo.
-Tranquilizate, te tiene mal el encierro a vos, o sé por qué no salís.
-Es peligroso.
-No seas paranoico. Bueno, me tengo que ir, che, cuando pueda te llamo.
Tiene razón, para qué me cuido, el pelotudo de Damian ni se murió, ni habló. 
Teresa no me quiere soltar, de qué mierda voy a vivir ahora...podría cogerme a la vieja esta, Ines, pero sería hacerle un favor porque la vieja no debe tener un peso, si no no me alquilaría este sucucho, ni iría a cuidar a las viejas que están peor que ella.



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