sábado, 15 de febrero de 2020

Y de repente se hace realidad /12)

Después de entrar en paro dos veces, perder una enorme cantidad de sangre, sufrir una infección, y tener que inducirle el coma, lograron estabilizarlo, luego de un día y medio lo sacaron del coma.
Sara apenas había dormido en 48 horas, no entendía como se sostenía, ni quería pensar en ello, apenas había podido ver a sus hijos y eso un ratito que salió del hospital para recibirlos, porque su madre le había dicho que estaban insoportables y que por lo menos los viera para decirles que se dejarán de joder Sara después de refregarse los ojos con agua, los recibió, le dijo al chico que se portará bien con la abuela, que no la jodiera, que entendiera, que ya era grande (cuando le dijo eso al nene se le iluminó la cara) que tenía que ser responsable y portarse como lo que era.
Los despidió, la madre le había llevado un sanguche y un par de botellas de coca cola, después de comer y tomar, volvió al pasillo y se sentó a esperar.
Cuando entró le sorprendió lo pálido que se veía Damían.
Lo saludó y él empezó a hablar, Sara no podía creer lo que le decía.
-Qué mierda estás diciendo, Damían.
-Lo que tengo que hacer.
-Ajá, mirá vos, y tus hijos, y yo, qué.
-Cuando este hijo de puta me disparó, me di cuenta de que mi vida no valía una mierda.
-Entonces tu familia no te importa.
-Deja de joder con eso, Sara, te estoy hablando de mí, parala con la familia, de mí entendes, de lo que yo logré en la vida, no de vos, no de mis hijos, de mí. 
-Y te crees que buscar a ese hijo de puta y matarlo es la solución, no sé qué mierda tenés en la cabeza, qué película te creíste, esta es la realidad, Damían.
-Chau Sara.
Iba a contestarle, pero prefirió irse.
Estaba cansada, irritada, frustrada, al salir del hospital inhalo profundamente, y buscó en google maps la parada de colectivos. 

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