Decidió que en la boda de su hijo luciría un vestido de diseñador, para pagarlo no le alcanzaba lo ahorrado, ni la tarjeta, por lo que sacó un crédito.
Era la primera vez que tendría un traje de diseñador, ni siquiera su vestido de bodas, que lo había hecho la única modista de la ciudad que se dedicaba a eso.
Se sentí extraña mientras le tomaban las medidas, le había dejado una copa con champan, y unas galletitas finas.
El diseñador la consultó sobre como quería verse, y le hizo algunas sugerencias, le mostró bocetos, etc.
Ella seleccionó un vestido negro, largo, que resaltaba lo mejor que tenía, su busto y su cintura, y cubría sus nalgas y piernas que nunca la habían favorecido.
Con lo que le quedaba del crédito, se compró unos zapatos.
Mientras acompañaba a su hijo al altar, pensó en como cambiaría su vida, sabía que Benjamín dentro de unos meses le compraría o por lo menos alquilaría un departamento en alguna zona cara de Capital o por lo menos en el norte de Gran Buenos Aires, Vicente López tal vez, o San Isidro.
Se imaginaba en alguna de esas calles, llena de arboles viejos que cubrían los focos, tomando café en un pintoresco bar, viendo tiendas, gastando con su nueva tarjeta, con un crédito mucho ,más abultado que los 30.000 de la suya, tal vez el doble o el triple.
Y cuando vuelva al depa todo limpio, tendré 2 mujeres, una para la mañana y otra para la tarde-noche, la de la mañana que me prepare el desayuno, ventile, limpie, y me deje la comida preparada, si lo hago en casa y no en un restaurante, porque obvio me pienso recorrer todos los de la zona, y los de Capital también, qué me voy a andar con chiquitas.
Y la de la tarde, igual, la merienda y la cena, bah no sé si me conviene tenerlas todas esas horas y que me anden preparando las comidas, mejor salir, ir a bares, restaurantes, para qué hacerlo adentro, nah, mejor cambiar, conocer, ver, espabilarse.
Recién se percató de lo que pasaba al ver el cambio en el rostro de su hijo, y en ese momento dejó de escuchar las proyecciones de su voz interior, y comenzó a escuchar a los que la rodeaban.
Se quedó paralizada cuando entendió lo que Elizabeth acababa de decir, como a los demás le sonó el celular, lo miró y se encontró con el vídeo.
De repente empezaron a dolerle los talones, no soportaba los tacos, le molestaba también el vestido, se sentía ahogada, mareada, y también inmovilizada, como en un pesadilla, solo podía ver lo que le rodeaba sin actuar en consecuencia, solo esperar a que terminará, se llevó las manos hasta los codos y las apretó. Miró la alfombra roja que tenía bajo sus pies, concentró sus ojos ahí, no quería levantarlos, ni siquiera para ver a Benjamín, qué podía decirle, qué quería decirle, qué podía hacer, nada, solo tratar de pasar desapercibida y esperar.
A su alrededor todo se movía, se escuchaban voces, gritos, constantes movimientos, ella seguía sin mover, cuando no escuchó más nada, levanto tomidamente la vista, y vio que no tenía a nadie cerca, que las sillas que estaban a 1 metro de distancia de donde se encontraba, estaban todas vacías, así como las 4 filas que las seguían, se sentó en la más cercan, se descalzó y se puso en cuclillas.
Uno de los últimos fotografos que quedaba, alcanzó a tomar la imagen de Laura en esa posición, que luego se convertiría en un meme.
Era la primera vez que tendría un traje de diseñador, ni siquiera su vestido de bodas, que lo había hecho la única modista de la ciudad que se dedicaba a eso.
Se sentí extraña mientras le tomaban las medidas, le había dejado una copa con champan, y unas galletitas finas.
El diseñador la consultó sobre como quería verse, y le hizo algunas sugerencias, le mostró bocetos, etc.
Ella seleccionó un vestido negro, largo, que resaltaba lo mejor que tenía, su busto y su cintura, y cubría sus nalgas y piernas que nunca la habían favorecido.
Con lo que le quedaba del crédito, se compró unos zapatos.
Mientras acompañaba a su hijo al altar, pensó en como cambiaría su vida, sabía que Benjamín dentro de unos meses le compraría o por lo menos alquilaría un departamento en alguna zona cara de Capital o por lo menos en el norte de Gran Buenos Aires, Vicente López tal vez, o San Isidro.
Se imaginaba en alguna de esas calles, llena de arboles viejos que cubrían los focos, tomando café en un pintoresco bar, viendo tiendas, gastando con su nueva tarjeta, con un crédito mucho ,más abultado que los 30.000 de la suya, tal vez el doble o el triple.
Y cuando vuelva al depa todo limpio, tendré 2 mujeres, una para la mañana y otra para la tarde-noche, la de la mañana que me prepare el desayuno, ventile, limpie, y me deje la comida preparada, si lo hago en casa y no en un restaurante, porque obvio me pienso recorrer todos los de la zona, y los de Capital también, qué me voy a andar con chiquitas.
Y la de la tarde, igual, la merienda y la cena, bah no sé si me conviene tenerlas todas esas horas y que me anden preparando las comidas, mejor salir, ir a bares, restaurantes, para qué hacerlo adentro, nah, mejor cambiar, conocer, ver, espabilarse.
Recién se percató de lo que pasaba al ver el cambio en el rostro de su hijo, y en ese momento dejó de escuchar las proyecciones de su voz interior, y comenzó a escuchar a los que la rodeaban.
Se quedó paralizada cuando entendió lo que Elizabeth acababa de decir, como a los demás le sonó el celular, lo miró y se encontró con el vídeo.
De repente empezaron a dolerle los talones, no soportaba los tacos, le molestaba también el vestido, se sentía ahogada, mareada, y también inmovilizada, como en un pesadilla, solo podía ver lo que le rodeaba sin actuar en consecuencia, solo esperar a que terminará, se llevó las manos hasta los codos y las apretó. Miró la alfombra roja que tenía bajo sus pies, concentró sus ojos ahí, no quería levantarlos, ni siquiera para ver a Benjamín, qué podía decirle, qué quería decirle, qué podía hacer, nada, solo tratar de pasar desapercibida y esperar.
A su alrededor todo se movía, se escuchaban voces, gritos, constantes movimientos, ella seguía sin mover, cuando no escuchó más nada, levanto tomidamente la vista, y vio que no tenía a nadie cerca, que las sillas que estaban a 1 metro de distancia de donde se encontraba, estaban todas vacías, así como las 4 filas que las seguían, se sentó en la más cercan, se descalzó y se puso en cuclillas.
Uno de los últimos fotografos que quedaba, alcanzó a tomar la imagen de Laura en esa posición, que luego se convertiría en un meme.
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