sábado, 15 de octubre de 2016

Lo que hice de mí /20)

Por un tiempo, que en ese momento se me hizo larguísimo, mis hijas hicieron causa común con su hermano y no digo que nos aplicaban la ley del hielo, pero andaban cerca, cuando las veía me hablaban de él, o si no se mostraban indiferentes con Mauro y conmigo, decidimos nosotros también ser iguales con ella y volver a dedicarnos a nosotros.
Mauro encontró una actividad que le vino perfecto, tallar pequeñas esculturas en madera, o hacia unas cosas de bonitas con lo que el material que desechaban en la maderera, y yo me dedique a visitar a mí madre, que junto con mi padre estaban en el asilo, por decisión propia, yo no había tenido nada que ver con eso, ella decidió que no quería seguir viviendo en la casa cuando ya no podía realizar las tareas cotidianas, y papa ya apenas caminaba, tenia problemas en la columna, así que ambos decidieron eso, como nunca habían sido muy apegados a la casa, o a nada, ni siquiera entre ellos mismos, quedaron en eso.
Creo que en esos días llegue a conocer un poco a mí madre, no uh pero si creo que la entendí.
Un día ya hacia unas semanas que iba a verla, y apenas hablábamos, la verdad que uno de los pocos temas de conversación que teníamos eran las flores plantadas en el jardín del asilo, agradecía que fuera primavera y no sabía de qué carajo hablaríamos luego, supongo que del árbol de navidad, si llegaban a armar uno y de algún recuerdo de las navidades pasadas en familia, aunque esas palabras entre nosotras poco significaban, yo no recordaba ninguna noche buena realmente feliz de mi infancia, en su mayoría eran insulsas como todo en ese periodo de mi vida.
En ese momento, mi madre empezó a hablar:
-Una vez quise tener un vivero, hasta saque cuentas, y como siempre no nos alcanzaba o no quisimos arriesgarnos, esa es la historia de mí vida y la de tu padre, gente sin agallas, a eso venís no, a que te diga lo que ya sabes, bueno, si somos personas que han preferido siempre ser cabeza de ratón que cola de león.
Le hubiera podido decir algo, pero la verdad es que tal vez iba a sonar peor el motivo real de mi visita a ella, hacer algo, no sé si sentirme acompañada, porque con mi madre nunca logre ese vinculo que se tiene con alguien y por el cual al verla te sentís mejor, esa complicidad, que es una mezcla de simpatía, cariño, afecto lo que sea, quizá si ella se abría conmigo yo podía hacer lo mismo, y empezaba a surgir un vinculo entre ambas, por suerte siguió hablando.
Antes de que lo hiciera vino una enfermera, y le dio una pastilla, creo que para la presión.
-Bueno, las dejo.
Nos dijo, y se fue, yo pese que ya había perdido la oportunidad que se erraría o cambiaría de tema, pero no.
-Quise o quisimos ser muchas cosas con tu padre, él soñaba con ser piloto, imagínate, bueno no es algo imposible, tampoco es que quería ser astronauta, pero como siempre e falto valor, le faltó sobre todo confianza en sí mismo, y decidió que no, que qué iba a hacer en Capital, que las cosas son difíciles, que no sé cuanto.
Igual yo, quería ser doctora, no sé si por vocación o por lucir un delantal blanco, después quería ser abogada, cosas imposibles para la mayoría de las mujeres en ese tiempo y ni hablar de mis recursos o mejor dicho la falta de ellos, además era absurdo pensar en hacer una carrera, hasta indecente para las mujeres, algo que hacen las putas o las solteronas que no tenían otra forma de mantenerse, igual lo que en verdad quería era tener una vida diferente a la de mi madre, no soportaba tener que verle los dedos llenos de sabañones en invierno, los labios partidos, y en verano, la cara roja por el sol, toda transpirada, embarrada cuando llovía y llena de polvo cuando había sol, y todas las estaciones y con cualquier clima, cansada, agotada, la pobre no disfruto de nada en su vida, fue un animal más del campo, parió, crió, trabajo, trabajó, trabajó, hasta reventar.
Pero tampoco tuve el valor para rebelarme hasta de verdad hacer una carrera, no digo doctora o abogada, pero aunque sea maestra, por suerte me tocó una vida diferente o con tu padre por lo menos nos animamos a venirnos al pueblo, esa fue nuestra gran aventura, una barbaridad, eh, creo que todo lo que no fuimos es lo que nos hizo estar juntos, como se dice no fue el amor sino el espanto, en nuestro caso la frustración.
Cuando vi que no iba a seguir hablando, me anime a preguntarle algo que tenia adentro hacia años.
-¿Mama, ustedes querían tener hijos?
-Ya sé a qué va esa pregunta, querés saber si te tuvimos con amor o si viniste de rebote, por no cuidarnos...te tuvimos porque quisimos, pero no fue algo que esperábamos con una ilusión desbordante, con tu padre nunca hubo pasión, si amor, pero más como de amistad, si comprensión, eso es tal vez lo mejor de nuestra relación, siempre nos entendimos el uno al otro, quizás por ser muy parecidos, entonces ambos decidimos tener un hijo, no sé por qué, para dejar algo que nos trascendiera, como si nuestra vida hubiera sido digna de dejar huella, pero en ese momento, a esa edad y con todo el mundo teniendo hijos, dijimos, bueno vamos a tener uno, y naciste, pero igual si de algo estamos orgullosos los 2, es de no haber querido vivir a través de vos, puede que por eso nos hayamos mostrado indiferentes con vos y también porque ambos somos indiferentes hasta con nosotros mismos, qué se le va a hacer.
Bueno, dentro de un ratito nos van a llamar a cenar, gracias por venir.
Me dio un beso seco e indiferente en la mejilla, y se fue.
Yo agarre el camino contrario, me subí al auto, arranque, y conduje algunas cuadras, luego pare, y me quede reflexionando en lo precida que era a mí madre. 



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