sábado, 30 de julio de 2016

Lo que hice de mí /9)

Al volver a casa, todo lo precioso de la maternidad, se fue transformando poco a poco, ya que sumado al quehacer cotidiano, tenia que ocuparme de las necesidades del bebe, cambiarlo, darle la teta cada 3 horas, cosa que hacia que luego me costara por lo menos media hora volver a dormirme, vigilarlo, constantemente, ver que no levantara fiebre, tuviera cólicos, vómitos, etc.
Mi aspecto se empezó a resentir, me veía ojerosa, había bajado de peso, pero todavía mi cuerpo no lo asimilaba por lo que me quedaban los colgantes por lo que había engordado durante el embarazo.
Con Mauro apenas ns veíamos, ambos cansados, frustrados, preferíamos ni hablar para no discutir, y nos centrábamos en hacer reír al bebe, de hacer el amor, ni hablar, no teníamos ganas ni de besarnos.
A los 6 meses de nacido, recién empezó a dormir 5 horas seguidas, no lo podía creer, luego a los 8 6, y ya al año tanto como dormía las mismas horas que yo, y pude recuperar la intimidad con Mauro, sobre todo después de que ya teníamos la casa terminada y la mayoría de las deudas pagadas.
En ese tiempo me pude "relajar" o por lo menos descansar lo que se debe, pero también fue el período cuando quería empezar a sentarse solito, a hablar, a caminar.
Al año y medio de nacer Victor, descubrí que estaba embarazada de 2 meses, no lo podía creer, hubiera preferido esperar por lo menos 1 año más, Victor todavía necesitaba un montón de cuidados, apenas caminaba a las chuequeadas, y estaba empezando a hablar, lo peor es que sabia que cuando naciera mi próximo hijo, tendría 2 años, la edad donde son hiperactivos, y todo lo tocan, lo chupan, lo rompen, hay que estar con 4 ojos o tenerlos atados, pero igual me alegre con la noticia y llore, aunque esas lagrimas también eran producto de la incertidumbre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario