sábado, 16 de julio de 2016

Lo que hice de mí /7)

El día que me case, no fue tan memorable, si estaba emocionada y luego llore como una Magdalena, pero ahora no es de los recuerdos más importantes de mí vida.
Me acuerdo que había pasado 2 meses yendo a la modista, comiendo lo menos posible para no engordar ni medio gramo, y ese día todo se unía la maquilladora, la peluquera, la modista, y las parientas, una que me quería dar algo azul, otra algo prestado, otra algo nuevo, no sé como no me desmaye, porque encima apenas había comido una galletita y 1 caramelo.
Recuerdo la alfombra roja, la iglesia, la cara de los conocidos y parientes, a Mauro de smokin.
La fiesta apenas la visualizo, y eso que acabo de ver las fotos, pero no logró captar esos momentos, supongo que porque estaba muy nerviosa debido a la noche de bodas, ya que era virgen, cosa absurda hoy en día, peor en ese tiempo era bastante común, no digo que todas las mujeres se casaran vírgenes, nada que ver, incluso había algunos casos de personas que convivían sin casarse, en mi ciudad casi ninguna, porque eramos más conservadores, pero que las había las había.
Y bueno, luego de las 12 de la noche, nos "escapamos" con Mauro, y fuimos a un hotel de la ciudad vecina, ya luego a la mañana tomaríamos el tren para Córdoba.
Me sentía tan nerviosa, al salir del baño y verlo a él en calzoncillos, siempre había sido un hombre robusto, pero esos 2 últimos años se puso bien macizo debido a que para lograr construir nuestra casa, luego de trabajar en la maderera, se iba acarreando ladrillos, bolsas de cal, de arena, para construirla, él con unos amigos que habían ido a la escuela técnica la levantaron.
Bueno ver a ese hombre corpulento esperándome, que me acarició la mejilla, me beso, me levantó en andas y me coloco suavemente sobre la cama, mientras me quitaba el corto camisón y yo quedaba desnuda frente a un hombre por primera vez en mi vida adulta, como verlo a él desnudo, el primer hombre en mi vida y tenia miedo y ansias.
Me dolió, llore, pero también fue hermoso, y Mauro supo ser dulce, y me encanto tenerlo dentro, sentir su cuerpo sobre mí, sus labios sobre mis pechos, sobre mi cuello, mis labios sobre sus brazos, mis manos sobre su espalda, nuestras piernas entrelazadas.

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