Estaba a la expectativa, por más de 1 mes, cada vez que salía de la casa, o entraba, miraba para todos lados, temiendo encontrarse Martín al acecho esperando su oportunidad para atacarla.
Antes de acostarse atravesaba una silla contra el picaporte, además de cerrar la puerta de su habitación con llave, dormía mal y tenia recurrentes pesadillas, donde se concretaban todos sus miedos, por esta causa en el trabajo se la pasaba bostezando.
Varias veces se le paso la idea de llamar a Leticia, pero la misma cantidad la espantaba, como si fuera una mosca que le rondara por la cara.
De a poco se fue tranquilizando, primero quito la silla contra el picaporte, luego dejo de cerrar la puerta de su habitación con llave, hasta que al in empezó a dormir con normalidad y a no sufrir pesadillas.
Al relajarse, comenzó a ser un poco menos metódica de lo que lo había sido hasta entonces, se quedaba despierta hasta más tarde mirando alguna película, decidió comprarse una computadora e instalar Intener, y hasta comenzó a salir a comer afuera los fines de semana, siempre a pizerias, ya que para más no le alcanzaba el presupuesto.
Un sábado, luego de salir de lapizeria, fue hasta la heladería, mientras comía el helado, cayo un poco sobre su blusa, y traspaso hasta llegar al corpiño, fue al baño, se refregó, y al hacerlo, sintió algo raro en el seno derecho, saco turno para el doctor, este la derivo a un oncólogo, que le diagnostico cáncer de pecho, además de que tenia que ser intervenida urgentemente, ya que el cáncer era maligno, y corría serios riesgos de hacer metástasis, si no se operaba a la máxima brevedad posible.
Paso toda la noche antes de la operación, con la mano sobre el seno.
Nadie nunca me acarició, beso o chupo la teta, ni ninguna otra parte de mi cuerpo, solo yo la voy a extrañar.
Al despertar luego de la operación, se encontró con una enfermera que le alcanzo un vaso de agua y un sorbete, chupo unos tragos, y paso la mirada por la habitación, hasta posarla en la silla vacía que había a un metro y medio de la cama.
A nadie le importa como estoy, como me siento, si sigo viva o reventé en la sala operatoria, igual mejor, en el fondo la gente es hipócrita, si viniera alguno, lo haría por morbo, y para sentirse bien consigo misma, por no sufrir lo que estoy sufriendo.
Antes de acostarse atravesaba una silla contra el picaporte, además de cerrar la puerta de su habitación con llave, dormía mal y tenia recurrentes pesadillas, donde se concretaban todos sus miedos, por esta causa en el trabajo se la pasaba bostezando.
Varias veces se le paso la idea de llamar a Leticia, pero la misma cantidad la espantaba, como si fuera una mosca que le rondara por la cara.
De a poco se fue tranquilizando, primero quito la silla contra el picaporte, luego dejo de cerrar la puerta de su habitación con llave, hasta que al in empezó a dormir con normalidad y a no sufrir pesadillas.
Al relajarse, comenzó a ser un poco menos metódica de lo que lo había sido hasta entonces, se quedaba despierta hasta más tarde mirando alguna película, decidió comprarse una computadora e instalar Intener, y hasta comenzó a salir a comer afuera los fines de semana, siempre a pizerias, ya que para más no le alcanzaba el presupuesto.
Un sábado, luego de salir de lapizeria, fue hasta la heladería, mientras comía el helado, cayo un poco sobre su blusa, y traspaso hasta llegar al corpiño, fue al baño, se refregó, y al hacerlo, sintió algo raro en el seno derecho, saco turno para el doctor, este la derivo a un oncólogo, que le diagnostico cáncer de pecho, además de que tenia que ser intervenida urgentemente, ya que el cáncer era maligno, y corría serios riesgos de hacer metástasis, si no se operaba a la máxima brevedad posible.
Paso toda la noche antes de la operación, con la mano sobre el seno.
Nadie nunca me acarició, beso o chupo la teta, ni ninguna otra parte de mi cuerpo, solo yo la voy a extrañar.
Al despertar luego de la operación, se encontró con una enfermera que le alcanzo un vaso de agua y un sorbete, chupo unos tragos, y paso la mirada por la habitación, hasta posarla en la silla vacía que había a un metro y medio de la cama.
A nadie le importa como estoy, como me siento, si sigo viva o reventé en la sala operatoria, igual mejor, en el fondo la gente es hipócrita, si viniera alguno, lo haría por morbo, y para sentirse bien consigo misma, por no sufrir lo que estoy sufriendo.
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