PARTE 2.
Nunca había viajado solo, se sentía vulnerable ante todo lo que lo rodeaba, metió las monedas en la maquina, mientras estás caían chirriantes en el interior, se sintió ridículo al ser tal vez el único dentro del colectivo, que nunca había realizado esa acción, espero hasta que la maquina expulso el boleto.
Se sentó y diviso por la ventanilla la ciudad, a la extraña altura del asiento, unos 2 metros y medio del nivel del suelo, pensó que era una visión singular, tal vez única, ya que ningún casa medía tan poco, como para que su techo diera la misma visión, y no sabia si desde el asiento de alguna camioneta, se alcanzaba esa altura, tal vez si.
Estoy desperdiciando un pensamiento en una pelotudes, cuando no sé qué mierda voy a hacer con mi vida.
Bueno, igual tengo todavía 3 horas para pensar...
El colectivo freno a pocas cuadras en una de las 2 paradas restantes que haría antes de salir de la ciudad.
Al tratar de empezar a Martín se le hizo un nudo en el estomago, sintió que un túnel lo tragaba, que todo sería peor de lo que había sido en la casa de Magdalena, que ahí podía defenderse, conocía lo que podía pasarle, pero en la Buenos Aires, no.
Cerro los ojos un momento, trato de poner la mente en blanco, abrió la ventanilla, y se puso a tocar las hojas de los arboles, arranco trozos de alguna, cuando el colectivo aminoraba su velocidad, hasta que el roce con la punta de una hoja, le hizo una pequeña raspadura.
Miro el pequeño trozo de la hoja, y los demás pequeños trocitos.
Hasta unas hojas de mierda, me lastiman.
Tiro los restos de hojas por la ventanilla, y cerro ésta, estaba irritado de su propia vulnerabilidad.
Al llegar a primera Junta, la última parada del 2 colectivo, ya que la primera había sido en una estación de servicio de una ciudad de Gran Buenos Aires, el fuerte olor a gasoil, y del humo de los diferentes tubos de escape, lo aturdió y esa sensación se profundizó al oír el ruido de vecinas, y autos arrancando, frenando, avanzando, estacionando, etc, gente caminando, edificios de diferentes tipos, algunos ruinosos, otros altísimos y nuevos, otros vulgares, miro el suelo para tratar de no dejarse abrumar, y hasta este era diferente al de su ciudad, estaba lleno de restos de chicles, papeles y manchas.
Nunca había viajado solo, se sentía vulnerable ante todo lo que lo rodeaba, metió las monedas en la maquina, mientras estás caían chirriantes en el interior, se sintió ridículo al ser tal vez el único dentro del colectivo, que nunca había realizado esa acción, espero hasta que la maquina expulso el boleto.
Se sentó y diviso por la ventanilla la ciudad, a la extraña altura del asiento, unos 2 metros y medio del nivel del suelo, pensó que era una visión singular, tal vez única, ya que ningún casa medía tan poco, como para que su techo diera la misma visión, y no sabia si desde el asiento de alguna camioneta, se alcanzaba esa altura, tal vez si.
Estoy desperdiciando un pensamiento en una pelotudes, cuando no sé qué mierda voy a hacer con mi vida.
Bueno, igual tengo todavía 3 horas para pensar...
El colectivo freno a pocas cuadras en una de las 2 paradas restantes que haría antes de salir de la ciudad.
Al tratar de empezar a Martín se le hizo un nudo en el estomago, sintió que un túnel lo tragaba, que todo sería peor de lo que había sido en la casa de Magdalena, que ahí podía defenderse, conocía lo que podía pasarle, pero en la Buenos Aires, no.
Cerro los ojos un momento, trato de poner la mente en blanco, abrió la ventanilla, y se puso a tocar las hojas de los arboles, arranco trozos de alguna, cuando el colectivo aminoraba su velocidad, hasta que el roce con la punta de una hoja, le hizo una pequeña raspadura.
Miro el pequeño trozo de la hoja, y los demás pequeños trocitos.
Hasta unas hojas de mierda, me lastiman.
Tiro los restos de hojas por la ventanilla, y cerro ésta, estaba irritado de su propia vulnerabilidad.
Al llegar a primera Junta, la última parada del 2 colectivo, ya que la primera había sido en una estación de servicio de una ciudad de Gran Buenos Aires, el fuerte olor a gasoil, y del humo de los diferentes tubos de escape, lo aturdió y esa sensación se profundizó al oír el ruido de vecinas, y autos arrancando, frenando, avanzando, estacionando, etc, gente caminando, edificios de diferentes tipos, algunos ruinosos, otros altísimos y nuevos, otros vulgares, miro el suelo para tratar de no dejarse abrumar, y hasta este era diferente al de su ciudad, estaba lleno de restos de chicles, papeles y manchas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario