Ni un solo rincón de la casa, incluyendo la habitación de Martín, pudo librarse de la repugnante fragancia del desodorante de ambiente con extractos de jazmín que Isabel había comprado, y esparcido por toda la casa.
Martín llevaba una semana y media allí, y se había dado cuenta que la presencia de Isabel en la misma, era casi omnipresente, y de cierta manera imprescindible, ella se encargaba de los mandados, incluso de la cena de Martín, además casi le había exigido que la dejará tenderle la cama.
Esto puede ser otra forma de joder a la vieja, y ni me había dado cuenta.
Isabel quiere tener un hijo más, pues le daré el gusto.
Empezó a tratarla con mucha más amabilidad de lo que lo hacia antes, a ser más cálido con ella, más receptivo.
-De verdad no sé como nos aguantas, Isabel, ya que no solo te ocupas de mí tía, sino de mí.
-Es que yo me encariño muy fácil, soy como un perrito, me tiras un hueso y yo salgo corriendo.
Ya a ustedes los quiero como si fueran de mí familia, bah perdona lo atrevida, a veces me voy de mambo.
-No, al contrario, te lo agradezco, y la verdad yo también siento como de la familia, te has portado conmigo como una tía más, casi como una madre.
-Vos para mí también sos como un sobrino, o casi un hijo, te lo digo de verdad y vales oro, nene, muy pocos harían lo que vos estás haciendo por Magdalena.
-Gracias, Isabel, vos también sos muy especial.
Ella se sonrió conmovida, y le pellizco suavemente la mejilla derecha.
-Bueno basta de halagos, porque si no quién me aguanta.
Los días fueron pasando entre intercambio de sonrisas, elogios, y amables atenciones.
-Querés que me pudra sola, pendejo de mierda.
-No te mereces otra cosa.
-Ya te va a llegar a vos, también vas a terminar solo, y más reventado que yo.
-Si, ya me lo has repetido un montón de veces, y yo te he contestado, que como sea que termine, vos no vas a estar para verlo.
-Pero me lo imagino, y no sabes qué bien me lo paso viéndote reventar.
-No sé podía esperar otra cosa de vos.
-Lástima que eso como casi todos los sueños que has tenido en tu vida, no se va a concretar, o por lo menos vos no lo vas a ver.
-Igual a vos también te está pudriendo una enfermedad, no el SIDA, que seguro lo tenés también, sino el odio, o te crees que porque yo me muera, mágicamente se va a solucionar tu vida, pobre infeliz, no querido tu vida va a seguir siendo la mierda que ha sido hasta ahora, o peor, porque dentro de unos años, nadie va a querer estar con vos ni siquiera para cogerte, tampoco te veo muy dispuesto a trabajar, eso si que no heredaste de la familia, seguro saliste a algún familiar de tu padre...
Así que disfruta mientras yo te dure, porque es lo único "bueno" que te va a pasar en la vida, después no vas a tener forma de consolarte, ya que el cuentito de que por lo menos la vieja está 2 metros bajo tierra, no te va a dar de comer, o a mejorar tu existencia.
-Eso te paso a vos, la muerte de mi padre no te sirvió de nada.
-No, yo tenia a Maura, tenia un trabajo que me encantaba, vos no, vos no tenés rumbo, ni futuro posible.
Martín iba a replicar, pero un nudo en la garganta se lo impidió, sabia que lo que Magdalena acababa de decir era tal cuál, y lo invadió un gran vacío.
Martín llevaba una semana y media allí, y se había dado cuenta que la presencia de Isabel en la misma, era casi omnipresente, y de cierta manera imprescindible, ella se encargaba de los mandados, incluso de la cena de Martín, además casi le había exigido que la dejará tenderle la cama.
Esto puede ser otra forma de joder a la vieja, y ni me había dado cuenta.
Isabel quiere tener un hijo más, pues le daré el gusto.
Empezó a tratarla con mucha más amabilidad de lo que lo hacia antes, a ser más cálido con ella, más receptivo.
-De verdad no sé como nos aguantas, Isabel, ya que no solo te ocupas de mí tía, sino de mí.
-Es que yo me encariño muy fácil, soy como un perrito, me tiras un hueso y yo salgo corriendo.
Ya a ustedes los quiero como si fueran de mí familia, bah perdona lo atrevida, a veces me voy de mambo.
-No, al contrario, te lo agradezco, y la verdad yo también siento como de la familia, te has portado conmigo como una tía más, casi como una madre.
-Vos para mí también sos como un sobrino, o casi un hijo, te lo digo de verdad y vales oro, nene, muy pocos harían lo que vos estás haciendo por Magdalena.
-Gracias, Isabel, vos también sos muy especial.
Ella se sonrió conmovida, y le pellizco suavemente la mejilla derecha.
-Bueno basta de halagos, porque si no quién me aguanta.
Los días fueron pasando entre intercambio de sonrisas, elogios, y amables atenciones.
-Querés que me pudra sola, pendejo de mierda.
-No te mereces otra cosa.
-Ya te va a llegar a vos, también vas a terminar solo, y más reventado que yo.
-Si, ya me lo has repetido un montón de veces, y yo te he contestado, que como sea que termine, vos no vas a estar para verlo.
-Pero me lo imagino, y no sabes qué bien me lo paso viéndote reventar.
-No sé podía esperar otra cosa de vos.
-Lástima que eso como casi todos los sueños que has tenido en tu vida, no se va a concretar, o por lo menos vos no lo vas a ver.
-Igual a vos también te está pudriendo una enfermedad, no el SIDA, que seguro lo tenés también, sino el odio, o te crees que porque yo me muera, mágicamente se va a solucionar tu vida, pobre infeliz, no querido tu vida va a seguir siendo la mierda que ha sido hasta ahora, o peor, porque dentro de unos años, nadie va a querer estar con vos ni siquiera para cogerte, tampoco te veo muy dispuesto a trabajar, eso si que no heredaste de la familia, seguro saliste a algún familiar de tu padre...
Así que disfruta mientras yo te dure, porque es lo único "bueno" que te va a pasar en la vida, después no vas a tener forma de consolarte, ya que el cuentito de que por lo menos la vieja está 2 metros bajo tierra, no te va a dar de comer, o a mejorar tu existencia.
-Eso te paso a vos, la muerte de mi padre no te sirvió de nada.
-No, yo tenia a Maura, tenia un trabajo que me encantaba, vos no, vos no tenés rumbo, ni futuro posible.
Martín iba a replicar, pero un nudo en la garganta se lo impidió, sabia que lo que Magdalena acababa de decir era tal cuál, y lo invadió un gran vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario