sábado, 20 de septiembre de 2014

Adiós a una vida /34)

Al mirarlo, Mariana supo que Rafael adivinaba y aceptaba su propuesta.
Tampoco es que he sido muy sutil, bien podía pasarle los datos de la profesora por teléfono, debe creer que soy una buscona, y qué me importa, quiero que sea mi amante, no mi marido.
Rafel agarro el papel que Mariana le tendió, lo dejo arriba de la mesa, se acerco a ella, hasta quedar a pocos centímetros de su cara, la miro como esperando una confirmación, que Mariana le dio al esbozar una semi sonrisa, y la beso.
Ambos se desvistieron con furia, y luego descargaron uno sobre el otro, toda la bronca, ansia, necesidad de afecto, tratando de ahogar la frustración que ahogaba sus vidas, y sintiendo que por un instante lo lograban, que en los brazos del otro estaba la             felicidad, momentánea, escasa, pasajera, pero que los revitalizaba, y les quitaba la angustia en la que estaban sumergidos.

Le costo no reírse al escuchar a Silvina, confesarle con lagrimas en los ojos, refregándose la nariz a cada minuto, y compungida a más no poder, que su hijo Rodrigo era gay, el dolor que le causaba que nunca tuviera hijos, por lo menos no como Dios manda, que nunca formará una familia normal.
-Silvina, no es para tanto.
-Perto, por qué.
-Anda a saber, debe ser que nacen así, no te preocupes, déjalo que haga su vida.
-Y si se enferma.
-También podría enfermarse estando con una mujer, o sin estar con nadie, hoy el cáncer, debe ser la enfermedad que más gente se lleva, no te hagas tanto drama.
Pobre infeliz, se cree que tener una familia de madre, padre y demás, esas que las trae Dios, es la gran cosa, me extraña, como si su matrimonio no hubiera sido un fracaso, y el mío, y casi todos, porque los que no se separan o divorcian, no es por amor, si no por falta de plata, o porque los mantiene el tipo o la tipa que está con ella.
Al final Rodrigo, me va a terminar cayendo bien, Silvia es buena, pero es media pelotuda, y el padre dicen qué era un loco, el muchacho debe creer que yo soy así, qué crea lo que quiera, a ver si después lo trato mejor, y es como los perros, se me pega y quiere que yo le haga de padre, no señor, gracias si lo fui de los míos. 

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