domingo, 3 de agosto de 2014

Adiós a una vida /27)

Las casas permanecen en un limbo, si uno las deja por un tiempo, y ya muertas si nadie las habita, Mariana siempre había pensado eso, y por eso al regresar, sintió un halo de melancolía, y empezó a subir las persianas y abrir las ventanas.
Por suerte es ya tardecita, si no, no podría abrir nada, para que no se entraran las moscas, ni me cagara de calor.
Observó el polvo que había sobre los muebles, y las telas de araña en los rincones, además tendría que ir a comprar frutas, leche, gaseosa, y luego lavar el piso, no tenia ganas de nada.
Igual, mejor que lo haga ahora, y no mañana, al rayo del sol, porque Román, sabia que no iba a ir.
Se metió a la ducha, abriendo solo la canilla del agua fría, para despabilarse.
Lo primero que hizo luego de bañarse, fue lavar las tazas que se habían comprado en Córdoba.
De las 4 si una llega al año que viene, es mucho.
Los chicos se habían encerrado cada uno en su pieza, a mirar televisión.
Ni siquiera fueron capaces de llevarse los bolsos, pero la culpa es mía que les hago todo, son igual de inútiles que Román, pero vos querido no sos mi hijo, y yo no voy a ser la madre de mi marido también, por lo menos hoy no.
-Román, me podes venir a ayudar.
-¿Con qué?
-¿Con qué, preguntas, veni a ver, podes, o estás muy ocupado mirando televisión?
Román, suspiró, y se levanto de mala gana.
Siempre hinchando las pelotas.
-Marian, déjate de joder, sabes como estoy del viaje?
-Y yo no, pero las cosas no se hacen solas.
-Por qué mierda no pusiste a alguien?
-Porque no me gusta meter gente a la casa, lo sabes.
-Entonces no jodas, porque la que quiere cagarse la vida sos vos, bueno, muy bien hacelo, pero no me la quieras cagar a mí también.
Román se fue a la pieza, y prendió de nuevo el televisor.
Mariana Agarro los bolsos de sus hijos, abriendo la puerta primero de Gabriel, y después de Lucía, y tirándolos al costado de la cama, diciéndole a Gabriel y luego repitiendole lo mismo a Lucía.
-Mañana, meten la ropa en el placar, porque yo, no lo voy a hacer.
Román cuando Mariana se acostó, apagó el televisor.
Si lo dejó prendido, va a empezar a joder que no se puede dormir, y que ella va a ser la primera que se levante mañana, porque para joder, siempre encuentra una excusa.
Mariana, frutrada sentía ganas de llorar, de gritar, de putear, pero prefirió quedarse en silencio, y cerrar los ojos.
Mejor me duermo, porque igual, grite, llore o patalee, mañana me voy  ser la primera en levantarme a hacer las compras.

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