Se levantó, se lavó la cara, se vistió, y se tomó el café que su madre le había preparado, se toco el bolsillo, metió la mano en el y sacó un pequeño trozo de papel.
Mariana.
Pensó, y se sonrió, untó manteca y mermelada sobre varias express la mayoría partiéndosele sobre la palma, no podía concentrarse, y presionaba demasiado el cuchillo sobre la galletita, le irritaba tener que desayunar, y comer, antes de llamar a Mariana, pero sabia que todavía era temprano para llamar, por lo que se contuvo, y empezó a masticar las partidas galletitas, pero no podía hacerlo de forma normal, mpor lo que se atoraba, al masticar, tragar y beber sin pausa.
-Qué te pasa, pareces un animalito?
-Nada ma.
Cuando ella había vuelto de tender la ropa, instintivamente había vuelto a meterse el papel en el bolsillo, pero sin poder controlarlo, como si fuera un tic nervioso, movía la mano sobre la tela, donde debajo se encontraba el papel, necesitaba sentirlo.
-Y por qué te tocas el pantalón, está descosido, anda a ponerte otro, así te lo arreglo, o te duele la pierna?
-Ni una cosa, ni la otra, mamá, basta.
-Ah, ya sé, una chica.
Román quiso esconderse detrás de la taza, pero al sentir que ya no llegaba más liquido a sus labios, la bajo con fastidio.
Si no se lo cuento ahora, después lo va a saber por el número de teléfono, se lo digo ahora, mejor.
-Si.
-Hum, y como se llama?
-Mariana, la hija de Alicia.
-Ah, la del flequillo, y qué tenés en el pantalón, no me lo digas, su número, no?
-Si...
-Mira, si la llamas, trata de ser corto, cosa imposible entre ustedes los jóvenes, que les encanta darle a la lengua, pero bueno, ya sabes que acá la plata no sobra, y las llamadas te las cobran como si fueran oro, además no te cuesta nada ir hasta la casa...
-Gracias por pincharme el globo.
-Como se nota que no pagas nada acá, cuando te hagas cargo de tu casa, vas a entender como son las cosas, y cuanto cuestan.
-No me contestes así.
La replica de Román no viene con palabras, si no con el chirriar de las patas de las sillas, al levantarse violentamente, e irse a su pieza, encerrándose en ella, le gusta darle dos vueltas a la llave, siente que ese lugar es solo suyo.
Mira su reloj despertador, todavía es temprano, por primera vez quiere que las agujas pasen rápido, y no como cuando tiene que levantarse para ir a trabajar.
Sigue siendo temprano, da vueltas por su habitación, hace abdominales, pero se acalambra pronto, por el desayuno ingerido pocos minutos atras, agarra una revista, no puede concentrarse en las letras, por lo que solo pasa las paginas ojeando las fotografías y dibujos, modelos, promocionando ropa, zapatos, historietas, fotografías de potes de productos dieteticos, tira la revista sobre la cama, vuelve a dar vueltas sobre su habitación, es pequeña, se siente enjaulado, esa sensación de propiedad ahora lo angustia y lo frustra, esos metros, esa nada es suya solo en su caprichosa mente, se repite eso, nada de lo que tiene es suyo, bueno la ropa si, y la revista esa que tiro, también, no la revista es de la madre, viéndola ahora, se la recuerda, por lo que la mete dentro de un cajón de la mesa de luz.
Se aburre y apenas pasan 15 minutos, y sigue siendo temprano, se reprocha el no haberse quedado durmiendo, el no haberse vuelto a acostar después de orinar, el calor, piensa tratando de justificarse, peor no, no es tanto, y tiene el ventilador de techo, no es el calor, es Mariana, se despertó con la idea de llamarla.
Es una mierda el amor, piensa, porque es eso, si, es amor, esa ansiedad de llamarla, de verla, de sentirla cerca, las aletas del ventilador le hacen llegar un aire húmedo, se desnuda y la sensación de humedad y fresco que sintiera sobre la cara, ahora la siente sobre todo el cuerpo, cierra los ojos, se pasa la mano caliente y sudorosa rápidamente por el pecho, que luego del sopor de la mano, siente el frío inmediato de aire del ventilador, sobre el sudor dejado por la mano, sigue bajando ésta, hasta llegar a su bello púbico, y ya siente la erección, se masturba, frunce los labios para poder lamerlos, y sentir como si Mariana lo estuviera besando.
Esos labios, que lindos labios tiene, y esas tetas, no son grandes, pero están lindas, redonditas, y el culo, el culo lo tiene hermoso.
Sigue moviendo su mano, cada vez en forma más acelerada, su cuerpo transpira, y enseguida se le eriza la piel, pero no le importa, al contrario, eso le provoca placer, acelera aún más el ritmo de su mano, hasta que siente sobre el pulgar y el indice, el liquido tibio, blancuzco y pegajoso.
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