domingo, 6 de abril de 2014

Adiós a una vida /10)

Apenas había pasado un minuto desde que Delia llegara, cuando lo hizo el muchacho con la pizza.
-Mañana tengo que empezar la dieta.
Le dijo Delia.
-Bueno, pero hoy disfruta, además vos qué tenés que bajar, 5 kilos como mucho.
-Gracias, pero no te creas, mínimo, unos 10.
-Ah, entonces yo tengo que bajar unos 15 o 20, déjate de joder, me haces sentir una vaca.
-Qué decís, vaca Claudia, viste como está?
-Eso ya es obesidad mórbida, no es por exagerar, pero te juro que si me viera así, me suicido, por qué viste que los hijos de puta de la obra social no te cubren ningún tratamiento, nada, y Claudia seguro que tiene algún problema de tiroide o algo, yo por lo menos no conozco a nadie tan gordo solo por comer.
-Yo tampoco, la verdad, viste lo que son las pantorrillas.
-Las pantorrillas, los muslos, el el culo, pobre, ni hablar, da pena.
-Si, por eso yo mañana, empiezo la dieta.
Mariana garro un repasador y saco la pizza del horno, ya que cuando la recibió la sintió tibia y poco horneada.
-Me parece que voy ha hacer lo mismo.
-Dale, mejor, siempre es mejor hacerlo de a dos, nos hacemos mutua compañía.
-Si, va a estar bueno, aunque las dietas son horribles.
-Y si, pero qué sé yo, también podemos salir a caminar.
-Ajá, pero tipo 7 o 7 y media, porque ahora se viene el calor.
-Obvio, tampoco vamos a andar con la lengua afuera...Está rica la pizza.
-Si, qué desgracia que hay tantas cosas ricas, aunque ésta no engorda nada en comparación con los dulces.
-Cállate, qué no sé si es que tengo el metabolismo lento o qué, pero si me doy un gustito, ponele un chocolate Milka, o algún alfajor, al otro día no me entra el pantalón, no todos, peor los jean, tengo que andar cinchando para que me entren.
-Nosotras siempre fuimos de tendencia a engordar.
-Lamentablemente, mamá ahora está flaca, nomás porque no puede comer nada, viste que todo le hace mal.
-Ay si, está inaguantable, cada vez que me llama, bah las pocas veces que me llama, me cuenta que le prohibieron comer alguna cosa.
-Si, a mí peor, cuando la fui a ver, apenas si me preguntó algo, le tuve que escuchar quejarse de que los remedios son amargos, o que le cuesta tragar las pastillas, o que el doctor le prohibió algo.
-No sé que jode, siempre fue hipocondríaca, ahora debería estar contenta con los achaques.
-Yo creo que en el fondo lo está, le encanta hablar de eso, y hacerse la victima, para joder.
-Si.
-Che, y vos cuando as a empezar a salir.
-No, mejor sigamos hablando de lo otro.
-Peor es que estaba deprimente.
-Y qué te crees, que mi vida es un carnaval?
-Ahora podes hacer lo que se te cante, no te hagas la victima.
-Es que no sé si quiero salir, para qué, vos viste como están Antonieta y Betty, mira los que se consiguieron.
-Todos no son iguales.
-Pero la mayoría si, y no me voy a andar arriesgando, después se te mete uno a la casa, y anda a sacarlo, lo tenés que mantener, no a esta altura, para qué?
-Y qué querés quedarte sola, yo no podría.
-No sé, me gustaría tener algo, pero cada quién en su casa, aunque eso parece imposible, todos quieren meterse adentro de lo poco que una tiene.
Además ahora quiero estar un tiempo sola, dedicarme a mí misma, y después si ver si se puede dar algo, pero sin compromisos.
-Con uno casado?
-No, ni loca, después se te viene la mujer a la casa y qué hago, además yo fui cornuda, y no es nada lindo.
Las migas de la pizza, se pegaban a los labios de ambas, los de Delia de un rojo carmesí y los de Mariana, de un brillo natural.
-La verdad, che y contame, como están los chicos?
-Bien, por lo menos eso es lo que me dicen cuando se acuerdan de llamarme, o de contestarme las llamadas, igual prefiero eso, porque lo más probable es que si viviera acá, me encajaría a sus hijos.
-Qué porquería cuando hacen eso, Martha ahora está criando a los 3 nietos, se le han venido los años encima.
-Como para no, volver a ser madre, y más de chicos chiquitos, qué edad tienen?
-Y la más chica tiene 2, y el más grande 5, una tortura.
-Ojalá la puta de la hija se haya ligado las trompas.
-Anda a saber, porque esas lo hacen para que después el tipo les pase una buena pensión.
-Qué se le va a hacer, che lavo los platos, y salimos?
-Lavamos, qué no tengo anillos que se me caigan por hacerlo.
-Che, vos sos visita.
-Déjate de boludeces.
Lavaron y secaron los platos, vasos y cubiertos, ambas buscaron en sus respectivas carteras, sus espejos chiquitos, retocando el rouge de sus labios.
-Está linda la noche, fresca, se va a poder dormir como la gente.
-Si, parece que si, por suerte, hasta que llegué enero, qué mes de mierda.
-Un asco, igual Carlos me dijo que va a alquilar un departamentito con un amigo, y como el otro recién sale de vacaciones en febrero, es barato, por qué no te venís con nosotros, averigua si hay algún hotel barato.
-No, con esto del alquiler y todo, tengo un montón de gastos.
-Yo te presto.
-No, ni hablar, como me vas a andar prestando.
-Somos hermanas, che, no me cuesta nada, además lo hago también por mí, a Carlos le gusta pasar el día en la playa, metiendo en el mal, no sé qué le ve al mar de acá, que es asqueroso, con ese color mierda que tiene.
Yo ni loca me meto al mar, me cago de frío, y leer en la playa no me gusta, prefiero quedarme chusmeando con vos, recorremos la ciudad, criticamos a los demás...
-No sé, lo voy a pensar, no te garantizo nada, no te entusiasmes.
-Okey, vos pensalo.
Sus cuerpos fueron iluminados por las blancas luces de la heladería.
Tuvieron que abrirse paso, entre las mesas y sillas todas ocupadas que había en la vereda de la heladería, formando casi un laberinto.
Esperaron solo 1 minuto, ya que las empleadas servían con una que las asombró.
Luego de pedir el tamaño y los gustos del helados, caminaron una cuadra con ellos en una mano, mientras con la otra clavaban cada una la cucharita de plástico, correspondiente.
Al llegar a la plaza, eligieron uno de los bancos, que estaba más cerca de la esquina.
Mariana, miro los plátanos.
-Te acordas cuando eramos chica, la plaga de las golondrinas?
-Cállate, me acuerdo que me cagaron un vestido nuevo lindisimo que tenia.
-A mí el pelo.
-Si, por suerte fumigaron, che estos helados, no nos van a hacer adelgazar.
-Qué importa, la dieta la empezamos mañana.
Delia aplasto un mosquito que se había posado sobre su brazo, y se levanto.
-Che, vamos yendo, que estos mosquitos, nos van a comer vivas.
-Mejor nos quedamos un ratito, así nos chupan un poco de grasa.
Luego de que Mariana se levantara, comenzaron a caminar, vieron una pareja de adolescentes, la chica sentada sobre las piernas del chico, besándose, acariciándose. 
Ninguna dijo nada.
Mariana se imagino en esa situación, en su adolescencia nunca había hecho eso, y ya nuca lo haría, los años obligaban al pudor.

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