sábado, 6 de julio de 2013

El arribo de Laura /2)

El hombre extendió su mano derecha.
-Perdone.
-No, perdoneme usted, yo tuve la culpa.
-No diga eso, por favor, la culpa fue mía.
-No creo, tal vez de los 2.
-Eso es, de los 2, Armando un gusto.
-Silvina, el gusto es mío.
-A sus ordenes, Silvina.
Silvina vio que se estaba tardando mucho y que si la veía la hermana hablando con un desconocido, no la dejaría salir nunca más del internado.
-Se me hace tarde, lo siento.
-Descuida, toma, si puedes llámame.
-Lo intentare...

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