sábado, 12 de enero de 2013

Alargada Primavera /3)

Tal vez no debería haber viajado, si, no debería haber viajado, Vero necesitaba despedirse sola de este lugar, pobre, disimulando las lágrimas con una sonrisa falsa.
Me gusta viajar, pero no transportarme, que mierda son los aviones, bah todo, ya desde que una llega al aeropuerto, hasta que le revisan el equipaje, le indican donde esta el asiento, y demás, es pudridor, que bueno que este entre todo es un viaje corto, sino, ya estaría medicada.
-No se si me guste vivir en Capital.
-Y es otra cosa, otra cosa...
-Bueno, veremos, hay que darle tiempo al tiempo, no?
-Si, mira vos tranquila, tenés que ver este momento, como un transe, o no se un pasaje, después ves que haces de tú vida, sos joven.
-Si, peor no tanto como quisiera, siento que desperdicie 20 años.
-No, tuviste un matrimonio, que duro más que el de la mayoría, tuviste una hija...
-Que apenas me habla.
-Ya vas a lograr tener un mejor vinculo.
-No se, hace años que casi siempre lo único que hacemos es pelearnos.
-Que se yo, siempre son complicadas las relaciones madre e hija, y ni hablar si esta es hija única.
-Si, pero también con más razón, al tener una sola hija, me tendría que llevar bien con ella, digo, no es que no le preste atención, por criar otro, ni que la hice a un lado, o tal vez si, que se yo, el hotel me consumía mucho tiempo, por ahí...
-Nada, si siempre que hablabamos estabas contándome cosas de Valeria, que empezó clases de esto, o de lo otro, que le compraste un vestido.
-Si puede ser.
Nos quedamos en silencio, pero no uno incomodo, Veronica mira por la ventanilla, nos anuncian que estamos por salir de la provincia, y pasar a San Luis, ella mira las montañas, y yo me pongo a leer, una novelita que compre en el aeropuerto, y que deje a medias en el vuelo anterior, su lectura es rápida, casi como ver una película, llena de momentos, todos clichés, pero que se deja leer.
Ya estamos por aterrizar, por fin, la novelita me tenía podrida.
-Che, ese no es el tipo que paso por el hotel.
-Si, él mismo.
-Hola, que casualidad.
-La verdad...
-Quería que me disculparan, por no decirles mi nombre, es que me olvide, debe haber sido por la frustración de no poder quedarme en el hotel, que tanto me había recomendado.
-No se preocupe, nosotras tampoco le dijimos el nuestro.
-Bueno, espero que eso cambie, me llamo Omar Ferro.
-Patricia y Veronica Lorenzon.
-Encantado.
-Igualmente.
-Mi hermana no había abierto la boca, estaba cansada, y apenas lo disimulaba.
Omar lo noto.
-Bueno, ya no las importuno más, tome mi tarjeta, por si necesita un abogado, ya sabe, somos un mal necesario.
-Lo tendré en cuenta.
Salimos del aeropuerto, y mi hermana puso cara de fastidio al oír los bocinazos, y oler el gasoil que impregna la mayor parte de la ciudad, los altos edificios, los semáforos, cuando llegamos al departamento, tiro su valija, y me pregunto donde estaba su habitación, la lleve, y me dijo que quería descansar, durmió, varias horas.
Yo me quede pensando, como sería esa nueva vida, no solo para ella, sino también para mi, si bien había tenido 2 parejas con las que hab´çia convivido, nunca lo había hecho con alguien que no lo fuera, y no vivía con alguien de mi familia desde que tenia 18, en fin, el tiempo dirá.

 

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