En la cama fue bastante bueno, se acordó de que las mujeres tenemos un clítoris, y que si quieren que una tenga un orgasmo real y no les ande fingiendo se tiene que aplicar en esa área, hasta termine llevándome la mano a los labios, para no ponerme a gemir, ya que las paredes de mi depa, son de cartón.
Le tuve que devolver el favor, y yo también hacerle un oral, sueno a prostituta llamando oral, pero bueno, nunca me ha gustado mucho chuparle la pija a un tipo, pero si a una le lamen el clítoris, no se puede andar haciendo la remilgada.
Después tuvimos sexo del más convencional obviamente, y fue lindo, nada del otro mundo, pero estuvo bien.
Lo que más me gustó es dormir con alguien, no sé, hacia tanto que no lo hacia que fue como un sueño hecho realidad, obvio estaba tan feliz, que ni pensé que en que se tiene menos espacio en la cama, y otras varias cosas desafortunadas que tiene el dormir con otro.
Me levante antes que él, y le prepare el desayuno, eso le encanto, pero después de tomar el café, y comer las tostadas untadas en manteca y mermelada, no se ofreció a la lavar ni una taza, ni siquiera a pasar las manos para barrer las migas de las sabanas.
Pero esos detalles los obvie en su momento.
Después de esa vez, día por medio se quedaba conmigo, cundo le hacia el tiro de que fuéramos a su depa, se hacia el boludo y empezaba con excusas, no que es muy chico, que es muy feo, que muy viejo, le faltaba poco para describirme una cueva.
Al mes más o menos del ir y venir, le ofrecí una llave, la verdad es que a pesar de que no me ayudaba en nada, me sentía contenida a su lado, en ese momento sentía su autoritarismo y esa cosa de macho dominador, como una forma de protección, ya sé tantas han caído en eso, y las que seguirán cayendo.
Poco a poco me fui transformando, empece a cambiar mis comidas, por las que le gustaban a él, que eran más al horno o hervidas, que fritas, también más vegetales o pastas, que carne o pollo, los pocos muebles que tenia, los cambió de lugar.
Me registro en un gimnasio, no el mismo al que iba él, porque según me dijo, mese era solo para hombres, y yo le creí, valga la redundancia.
Como quién no quiere la cosa, también me sugirió que me tierra un color más claro, castaño ceniza, tirando a rubio, que usará ropa más atrevida, zapatos con tacos más altos.
-Los colores claros, siempre benefician la cara, mi amor.
-No quiero ser otra morocha arrepentida.
-Créeme, te queda mejor, dame el gusto, dale.
Y yo lo hacia, siempre terminaba cediendo.
sábado, 14 de agosto de 2021
Aventura /4)
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