El primer disparo le causo algo extraño, mientras limpiaba el arma, y luego la cargaba como Gustavo, nombre del dueño de la armería, y quién le consiguió todo lo que Damian, había podido pagar.
Se puso los auriculares sobre las orejas y apretó el gatillo.
Sintiendo un cosquilleo por todo el brazo, y una sensación desagradable en la mano, como que algo se había roto sobre la misma.
Gustavo le sonrió.
-No era como esperabas, viste.
-Es cierto.
-Ya te vas a acostumbrar.
Ambos miraron la liana, no le había acertado ni siquiera en el cartón.
-Espero mejorar la puntería.
-Lo vas a hacer, si seguís practicando.
Y así fue, practicó, las primeras 5 balas no rozaron la liana, la 6 dio en uno de los borde de arriba, probó bajando un poco el brazo, y dio al costado, en una de las lineas de los círculos, aunque sin llegar a tocar el dibujo, la 7 se acercó más, hasta casi rozarle el brazo al dibujo, la 8 se lo dio directo en el brazo, y así estuvo disparando hasta que a la bala número 21, le dio en la cabeza a la imagen del hombre que estaba impresa en la liana.
Una sonrisa se dibujo en su rostro, apretó los dientes y cargo de nuevo el arma.
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