Tenia todo listo, el café, las tostadas con queso, con mermelada de durazno, y otras sin nada, por si no le gustaban ni el queso ni la mermelada.
Había pensado en ir con la bandeja, pero le pareció que eso era imponerse, y decidió que mejor era primero preguntarle como quien no quería la cosa, si tenia ganas de desayunar.
Cuando Ines se acerco a la puerta y levanto la mano, y la cerro, formándose un puño, escucho algo, Pedro estaba hablando con alguien, bajo la mano, y acerco su oreja izquierda hasta que la misma toco la puerta.
Escucho que Pedro le pedía o más bien le exigía plata a Teresa.
Mierda, son amantes, no sé de que me sorprendo, como si no lo hubiera sabido, pero plata, y si, un tipo como este seguro que se la coge para sacarle plata, una cadena viciosa, ella se la saca a Roberto, y Pedro se la saca a ella.
Una patética sonrisa se dibujó en su rostro, cuando no escuchó más, volvió rápidamente a la casa.
El desayuno con sus tostadas prolijamente colocadas sobre un plato de porcelana, pertenecientes a la misma vajillas que los pocillos para el café y que la cafetera, se veían ridículos en esa situación.
Qué esperaba, Dios qué idiota que fui, ese tipo es una mierda, y yo hay queriéndolo conquistar con un desayuno.
Se rió de su quijotada, y se llevo una galletita con queso y mermelada a la boca, pero se dio cuenta que se le había cerrado el estomago.
Se rió de su quijotada, y se llevo una galletita con queso y mermelada a la boca, pero se dio cuenta que se le había cerrado el estomago.
Con frustración agarro el plato con las galletitas y tiró todas estas en el tacho de la basura.
Se quedo ahí, coloco la palma de su mano derecha sobre su mentón, y sus dedos sobre la mejilla.
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