sábado, 9 de marzo de 2019

Los rumbos /16)

Cuando dejó de tomar la iniciativa, Agustín se dio cuenta que Luciano estaba cansado de él, confirmó sus miedos, estaba con él solo porque no lo consideraba capaz de afrontar la ruptura, porque no quería lidiar con las consecuencias que pensaba tendría sobre su psiquis.
Agustín lloró, se golpeó varias veces el pecho con los puños, y después lo llamó a Luciano y le dijo de encontrarse en un café.
Cuando habló, tenia la certeza de que sonaba convincente, lo había ensayado decenas de veces, elegido las palabras que sonaran más espontaneas, ni frías, ni patéticas.
-Che, por ahí tendríamos que darnos un tiempo, no.
- ¿Vos querés eso?
-Si, bah, me parece que lo necesitamos, para ver, qué sé yo.
-Si, total, me parece lo mejor.
-Todo bien entonces.
Ese mismo día volvió a abrir Grindr, se vio con un muchacho, charlo intrascendencias, se la chupo, al otro día lo mismo con otro, y así por 2 semanas, a veces solo eran charlas, otras apenas hablaba y se iban a la cama, algunos estaban drogados, otros tomados, de trampa, se le empezaron a hacer todos parecidos, ya ni les preguntaba el nombre, cambió su perfil y puso solo sexo, el hecho mecánico de estar con alguien diferente todos los días, de hablar lo mínimo e indispensable antes de intercambiar fluidos. Pero mientras menos se comunicaba con las personas que tenía sexo, más vacío se sentía después, más solo, más angustiado, hasta que se le volvió una adicción, empezó a tener "morbos", hacerlo en lugares públicos, filmarse, subir sus vídeos a sitios pornos amateurs hasta que decidió aceptar un trío. 



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