sábado, 31 de marzo de 2018

Encrucijadas de la vida /30)

Era raro, antes de verla, cada vez que pensaba en su hermana la embargaban sentimientos encontrados, sobre todo complejos de inferioridad, Alejandra era la exitosa, la famosa, la que vivía en una hermoso y lujoso departamento en Recoleta, pero una vez que estaba con ella, por suerte se olvidaba de todo eso, y volvían a ser las de siempre, las hermanas, la que se contaban su vida.
-Che, qué lindo labial.
-Viste, están buenísimos estos productos, si querés después pasamos por ahí, cuando salgamos del shopping.
-Ah dale, te queda, hermoso. 
-A ver, a vos te vendría bien este, esperate que cuando viene la señora que limpia me revuelve todo, eh, acá está.
Laura se quitó con una toalla de papel el labial que llevaba y se pinto con el que le había pasado Alejandra.
-Ah la mierda, mira qué lindo, me quito 10 años, jaja
-Ja, viste lo que es, te queda hermoso.
Siguieron hablando mientras bajaban a la cochera, y en el cmino hasta el shopping. 
-Tenemos que pasar, si o si por el lugar.
-Dale.
-¿Che, y como vas a seguir con esto de Marcos?
-Y ahí, destapando la mierda...
-Pero, viste que están diciendo que vos debías saber y te hacías la boluda.
-Y si, y es cierto, pero bueno, no tienen pruebas, obvio que ahora quedo como la resentida, que es lo que soy, pero por lo menos a él lo hago caer.
-Ojalá, no quiero ser pincha globo, pero viste que acá, bueno acá y en el mundo, ya a la gente le d lo mismo lo que hayan hecho los políticos, votan a cualquiera, les gusta comprarle un cuento o una frase y lo votan.
-Lo sé, pero lo hago porque le molesta a él, de hecho no creo que fuera un mal presidente, para los que hemos tenido, hasta bueno puede que sea, peor que los que pasaron, no es.
-Mi futuro suegro, te digo que yo no lo he tratado al tipo, pero es imponente, la verdad te entiendo.
-Es tantas cosas Marcos.
-Vos lo seguís queriendo...
-Y si, te lo voy  negar a vos, no, obvio que lo quiero, lo odio, me parece que fue un hijo de puta conmigo, pero lo quiero también, no me lo puedo sacar de la cabeza.
En el shopping tomaron café, comieron bombones, luego fueron a una de las salas de cine, y por último a la perfumería donde estaban los labiales.
-Che, es temprano todavía, me acompañas a la peluquería, que me gusta más la de acá, que las de allá, que te hacen lo que quieren, y no paran de criticar a las otras clientas, yo me doy cuenta que si eso hace conmigo, con las otras me sacan el cuero a mí.
-Bueno vamos, y si, allá toda la gente es así, yo no aguantaría seguir ahí.
-Yo creo que cuando me jubile, me voy, no sé si me vengo acá, porque a vivir...es demasiado grande Capital, me enloquece un poco, pero otra ciudad, que no sea enorme, pero tampoco chica, si me gustaría.
Cuando regresaba, con los labios relucientes, y un mejor peinado, pensó que su hermana siempre se veía así, bella, elegante, arreglada.
Tiene quien la produzca, yo no tengo ni quien me haga el café.

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