Este tipo es peligroso, fue lo primero que pensó Sofía al ver al nuevo proveedor de Lucas, Thiago.
El antiguo proveedor y amigo de Lucas, luego de juntar cerca de 1 millón de pesos, se había mudado al sur, a venderle a los turistas extranjeros, más cómodo, seguro y con mucha menos competencia.
Sofía consideró que era el momento de dejar el negocio o empezar por su cuenta.
-Estás loca, yo no tengo la paciencia para plantar, vos tampoco, no tenemos el lugar, déjate de joder, y no, no voy ésta mina de oro, de acá a no sé, 2 o 3 años, nos llenamos de guita, y sabes como vivimos rascándonos a 4 manos.
-Ese tipo no me gusta.
-A mí tampoco, pero vende de la buena, a un precio bastante justo, qué querés, es lo que hay.
-Yo no lo quiero ver más.
-Bueh, deja de hacerte la exquisita, además no lo tenés que ver, yo me arreglo con él.
-Vos le viste los ojos, tiene una mirada de hijo de puta, de loco, este tipo no está bien.
-Para de flashear, Sofi, córtala.
Sofia se sentó en uno de los agujereados sillones que había en el departamento, el único mueble que viniera con el mismo, no por agrandar el precio, sino porque el anterior inquilino no se lo había querido llevar, para no tener que pagar el flete por una porquería vieja, rota, era de cuerina que ésta estaba rasgada en varios lugares, era incomodo, tenía feo olor, pero Lucas y Sofia siempre recordaban su presencia cuando de noche, por lo que no podían llamar a ningún flete y a la mañana dormían, a la tarde estaban en general fuera de la casa, así que había quedado ahí, últimamente lo usaban para meter la droga dentro, y que estaba lleno de agujeros, pero esa noche Sofia lo estaba usando par lo que había sido creado.
Se había armado un porro, y mientras cada calada la iba tranquilizando, empezó a alucinar con la cara de Thiago que sonreía de una forma perturbadora y como sus ojos se volvían rojos, su boca se abría y de ella sacaba una lengua anormal, triangular, puntiaguda, como si fuera una lanza, acercándose cada vez más a ella, la tenía encima.
Lucas se había ido a duchar, luego de cambiarse la encontró llorando en cuclillas, hundida sobre el sillón.
Nunca había visto a una persona luego de fumar hierva en ese estado, la levantó del sillón, y la condujo hasta el baño, le lavó la cara, luego la sentó en el comedor, que era prácticamente el mismo lugar donde estaba el sillón, solo que a 1 metro de diferencia, la acomodo en una silla, llenó un vaso con agua y la obligó a tomárselo, luego le preparó un café muy cargado, que se tomó sin que él tuviera que decirle nada, ya estaba recompuesta en apariencia, pero sabía que seguía perturbada.
-No quiero hablar.
Fue todo lo que ella le dijo, dejó la taza de café, y se fue a acostar, aunque hasta que él se durmió luego de estar un buen rato en el comedor y acostarse sin hacer el menor ruido, siguió notando su espalda temblorosa, pero la conocía y sabía que si le preguntaba algo, volvería a repetirle lo mismo que en el comedor.
Era la primera vez que no se dormían tocándose, siempre Sofia había dormido con una mano sobre el pecho de Lucas, o este con su antebrazo debajo de la cabeza de ella, pero no esa noche, extrañaba ese contacto, esa unión, pero calló y se dio vuelta para el otro lado, ni siquiera se rosaron.
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