A veces me gustaría ser una de esas ancianas que se resignan o adaptan a la vejez, no digo encontrar la felicidad, porque a la edad que yo tengo, 75 años, seguís creyendo que la felicidad se da más que en algunos esporádicos momentos, es que los años no te enseñaron nada, ni siquiera algo tan obvio.
Pero bueno, no es mi caso, yo no he encontrado la paz o la resignación, tampoco con mis nietos he logrado enmendar los errores cometidos con mis hijos, con mis nietos mi relación es correcta, aunque un poco distante.
En lo que respecta a mis familiares, creo que he sido coherente en mi vida, siempre fui bastante seca, ahora con mis nietos, pero también con cierto dolor debo decir que lo fui con mis hijos y con mis padres, nunca me importó nada de ellos, su pasado, sus sueños, frustraciones, nada, lo que quería ya en la adolescencia era ser artista, bah ser como las rubias llenas de bucles que veía en la pantalla grande, tan hermosas, tan elegantes, nada que ver con las mujeres de mi pueblo, que aunque algunas querían imitar sus peinados o vestidos, se veían simplemente ridículas.
Pero bueno, no es mi caso, yo no he encontrado la paz o la resignación, tampoco con mis nietos he logrado enmendar los errores cometidos con mis hijos, con mis nietos mi relación es correcta, aunque un poco distante.
En lo que respecta a mis familiares, creo que he sido coherente en mi vida, siempre fui bastante seca, ahora con mis nietos, pero también con cierto dolor debo decir que lo fui con mis hijos y con mis padres, nunca me importó nada de ellos, su pasado, sus sueños, frustraciones, nada, lo que quería ya en la adolescencia era ser artista, bah ser como las rubias llenas de bucles que veía en la pantalla grande, tan hermosas, tan elegantes, nada que ver con las mujeres de mi pueblo, que aunque algunas querían imitar sus peinados o vestidos, se veían simplemente ridículas.
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