sábado, 18 de agosto de 2012

Agnezzi /7)

Se conmemoraba el aniversario de la muerte del santo patrono del pueblo, San Lorenzo, por lo que después de la misa, se haría un pequeño acto.
Lorena decidió aprovechar esa ocación para hablar con Esteban, este venía pocas veces al pueblo, por lo que al verlo, se acerco a él.
-Hola.
-Hola.
-Has tenido suerte con la cosecha, tu primer año.
-La verdad que no me puedo quejar, aunque es un trabajo duro.
-Si.
-No sabía que más decirle, no quería que la conversasión se muriera ahí, pero nada se venía a su mente para retenerla.

Francis trataba de que Luis tuviera todo el día la teta en la boca, ya que después de tomar la leche se dormía, no había querido destetarlo, por que creía que sino no dormiría nunca, estaba harta de pasar todas las horas del día con él, pero sabía que no se podía despegar, ya que sino buscaba los enchufes para meter el dedo, varias veces había estado a nada de hacerlo, como de tirar cosas filosas que podrían haber caído en su cara.
Francis lo tenía constantemente en su regazo, por lo que cuando Luis se orinaba o defecaba la ensuciaba.
Juan no la ayudaba en nada, y cada vez se sentía más lejana a él.
Cuando estaba escuchando las palabras del cura, sintió como se le mojaba el vestido, una enorme frustración la embargo, se levanto y salio lo más calmada que pudo de la iglesia, una vez fuera de la misma, corrió hasta su casa, cambio a Luis, lo dejo sobre la cuna, y se encerró en el baño, se arranco el vestido y se largo a llorar.

Cuando salio de la casa de Ines la partera, sentía que todos la miraban, aunque era casi de noche, y a esa hora no andaba nadie por la calle, Mariana en su mente escuchaba que la miraban, la señalaban, y hablaban de ella, tuvo que andar despacio por que se sentía débil y mareada, y con cierto dolor en los ovarios.
Al llegar a la casa vio a su hijos, los había dejado con Delia una vecina, ya viuda ella, que vivía bastante cerca, y que siempre la ayudaba, por que no le gustaba estar sola, esta le pregunto que le había pasado, ella le había dicho que iría al pueblo a hablar por teléfono con su marido, y saber cuando este volviera, le dijo que había estado toda la tarde tratando de comunicarse con él, pero no lo había logrado, por lo que estaba cansada, y frustrada, la mujer le dijo que no se preocupa, que en ella ya había preparado la cena,  que si estaba tan cansada, ella le prepararía un té, y acostaría a los chicos por ella.
Mariana al ver todos los niños que tenía, pensó en lo que había hecho, en que el feto que había tenido dentro, hubiera sido como ellos, se sentía una asesina, las lágrimas le saltaron a su rostro, pero las pudo ocultar, ya que los chicos estaban comiendo, y Delia preparando preparando el té, corrió sus lágrimas rápidamente y se sentó a la mesa.

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