sábado, 21 de enero de 2012

Expresiones de mi vida /12) Melodias de juventud.

No sabia qué ponerme, estuve un rato con la puerta del ropero en la mano, hasta que agarre un pantalón de vestir, una remera floreada que tenia, me maquille y listo, y taco bajo por si llegaba a bailar con alguno, cosa que no creía.

Elsa no me contó mucho, no andaba con ganas de hablar, algo le debe haber pasado en la casa, peor tampoco le iba a tirar la lengua, se quedó un ratito y me dijo que la perdonara pero que le dolía la cabeza y se fue.
Yo quería putearla por dejarme sola, peor me contuve y decidí quedarme, aunque había ido más por tirarle la lengua que por otra cosa, no tenia ganas de volver a casa.
Al escuchar la música me recordó a mi cada vez más lejana juventud, canciones melódicas, empalagosas pero que a mí me encantaban.
Me acuerdo que a mi marido le gustaba la música en ingles, pero yo nunca bailaba si lo que sonaba era en ingles, ya que no podía moverme escuchando algo que no entendía, siempre necesite ir pensando en la letra mientras bailaba.
Me puse a ver a la banda, y a tratar de recordar si los había visto en algún lado cuando era joven, y si había sido bastante exitosos, pero se notaba su absoluta decadencia, en sus cuerpos, y esa patética y fingida sonrisa con la que interpretaba sus canciones o hacían que tocaban los instrumentos ya que la música estaba grabada.

- ¿Querés bailar?
Me sorprendió escuchar esas palabras, creo que hacía tanto que no me invitaban a bailar como del éxito de la banda que tocaba.
Al ver quien lo había dicho no podía creerlo, el reponedor, qué hacia ese muchacho ahí, en un lugar reservado para gente grande, o mejor dicho para viejos.
Pero tenia que contestar y decidí que por lo menos un baile tendría con él.
-Si.
Me gustaba estrechar mis manos a las suyas, sentir su cuerpo aunque fuera de esta forma, quería estar con él.
No hablamos durante el baile, él se movía bastante bien para ser una música a la que yo suponía que no estaba acostumbrado.

- ¿Qué te traigo una Coca o una cerveza
-Coca, por favor.
Cuando las trajo antes de que se hiciera el silencio, él habló.
-Creí que no ibas a aceptar, me alegra que lo hicieras.
-Gracias, es que estas canciones me gustan mucho.
Iba a decir que me recordaba a mi juventud pero por suerte me calle antes, hubiera sido patético.
-A mi también me gustan.
-Qué raro que te gusten y que las sepas bailar.
-Mi mama se la pasaba oyendo estas canciones, y me enseñó a bailarlas como a papa nunca les gustaron, las bailaba conmigo.

Quería seguir hablando con él, o más que hablando escuchándolo, viéndolo, teniéndolo cerca, eso quería.

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