Todas sentían frente a Romina una mezcla de admiración, envidia, dolor, resentimiento, vergüenza. Era una versión mejorada de ellas cuando eran jóvenes, pero más linda, con mejor cuerpo, por ende la ropa le lucía más. A veces se pasaban chateando horas sobre Romina, sus piernas, sus tetas, su cara, su boca, sus ojos, su ropa, accesorios.
Se armaban enormes debates que a veces terminaban en peleas sobre como debía comportarse con Luis. Muchas querían que fuera más dulce, otras más decidida, cada una proyectaba la forma en que lo harían ellas.
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