Mierda, esa palabra se le fijó en la mente, subió al Fiat y se alejó lo más que pudo de la zona, abandonó el auto a 2 kilómetros de distancia, en una calle poco transitada, casi todos los edificios que se veían estaban abandonados y medio en ruinas, deseaba que no hubiera ocupas.
Caminó unas 5 cuadras y fue hasta el departamento que tenía de aguantadero con otros.
No había nadie, se acordó que ese día uno de sus socios iba a destruir lo que había robado, siempre que les encargaban un asesinato lo hacían pasar por un robo a mano armada que había salido mal.
Caminó unas 5 cuadras y fue hasta el departamento que tenía de aguantadero con otros.
No había nadie, se acordó que ese día uno de sus socios iba a destruir lo que había robado, siempre que les encargaban un asesinato lo hacían pasar por un robo a mano armada que había salido mal.
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