Los años pasaron, se escribe, se lee y suena tan fácil, años que fueron todo menos eso.
Criar a mis 3 hijos fue algo duro, difícil, complicado, agotador, darse cuenta que la familia propia cuando es solo un concepto, es en general algo que se anhela, y que en la realidad es algo que se construye pero que a cada momento se puede ir destruyendo y hay que volver a construirla como si de un puente en pena guerra se tratara.
En cuanto a mí matrimonio, nos queríamos con Mauro, pero siempre estábamos cansados igual nos aportaba cierta paz vernos, compartir nuestro agotamiento, las veces que teníamos sexo, porque lamentablemente no se le podía llamar hacer el amor a eso, los 2 por lo menos 1 vez a la semana, estábamos juntos, yo abría las piernas y él me penetraba, eso era casi todo, los 2 cansados, aunque tampoco lo hacíamos solo por inercia, a pesar de que no había caricias previas, ni besos, y que sus manos sobre mi espalda o cadera se sentían tan ásperas como una lija, por su maldito trabajo, me gustaba sentirlo esos escasos minutos sobre mí, su piel contra mi piel.
Mis hijos crecieron en una época muy particular, pero tal vez o principalmente por vivir en una ciudad relativamente pequeña, no se vieron influenciados por la política de aquellos años, ninguno afortunadamente militó en ningún partido, ni mucho menos simpatizó con la guerrilla, o cualquiera de esas cosas, no fueron lo que en esa época se llamaría burgueses apolíticos, aunque de una pequeña burguesía, de esa que llegaba con esfuerzo a fin de mes, con un padre que se rompía el lomo para poder pagarles la universidad.
Yo aproveche ese período que también involucraba el feminismo, para ponerme a estudiar, aunque lo hice sobre todo porque a pesar de que había pasado años quejándome de lo agotada que estaba, ahora que ya no tenia a los chicos en casa, que no tenia que pasarme el día con Esther (quien se había jubilado) haciendo los quehaceres de la casa, tome el curso de 1 año para ser ayudante de farmacéutica.
Al graduarme, busque trabajo en la farmacia de unos polacos que habían abierto hacia ya varios años, se trataba de una madre y su hijo, gente eficiente a la que les había comprado los medicamentos para mis 3 hijos durante todas las enfermedades infantiles que cada uno de ellos tuvo.
Criar a mis 3 hijos fue algo duro, difícil, complicado, agotador, darse cuenta que la familia propia cuando es solo un concepto, es en general algo que se anhela, y que en la realidad es algo que se construye pero que a cada momento se puede ir destruyendo y hay que volver a construirla como si de un puente en pena guerra se tratara.
En cuanto a mí matrimonio, nos queríamos con Mauro, pero siempre estábamos cansados igual nos aportaba cierta paz vernos, compartir nuestro agotamiento, las veces que teníamos sexo, porque lamentablemente no se le podía llamar hacer el amor a eso, los 2 por lo menos 1 vez a la semana, estábamos juntos, yo abría las piernas y él me penetraba, eso era casi todo, los 2 cansados, aunque tampoco lo hacíamos solo por inercia, a pesar de que no había caricias previas, ni besos, y que sus manos sobre mi espalda o cadera se sentían tan ásperas como una lija, por su maldito trabajo, me gustaba sentirlo esos escasos minutos sobre mí, su piel contra mi piel.
Mis hijos crecieron en una época muy particular, pero tal vez o principalmente por vivir en una ciudad relativamente pequeña, no se vieron influenciados por la política de aquellos años, ninguno afortunadamente militó en ningún partido, ni mucho menos simpatizó con la guerrilla, o cualquiera de esas cosas, no fueron lo que en esa época se llamaría burgueses apolíticos, aunque de una pequeña burguesía, de esa que llegaba con esfuerzo a fin de mes, con un padre que se rompía el lomo para poder pagarles la universidad.
Yo aproveche ese período que también involucraba el feminismo, para ponerme a estudiar, aunque lo hice sobre todo porque a pesar de que había pasado años quejándome de lo agotada que estaba, ahora que ya no tenia a los chicos en casa, que no tenia que pasarme el día con Esther (quien se había jubilado) haciendo los quehaceres de la casa, tome el curso de 1 año para ser ayudante de farmacéutica.
Al graduarme, busque trabajo en la farmacia de unos polacos que habían abierto hacia ya varios años, se trataba de una madre y su hijo, gente eficiente a la que les había comprado los medicamentos para mis 3 hijos durante todas las enfermedades infantiles que cada uno de ellos tuvo.
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