sábado, 8 de junio de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /9)

Toco su cuello, luego bajo a su pecho, acaricio su tetilla hasta endurecerla, siguió por su abdomen, luego paso su ano por el bello público hasta llegar a el pene, esa vez estaba más duro que en los anteriores intentos.
Mirta hace todo porque se me pare, bueno hoy estuvo cerca, ahora me la va a chupar, es demasiado buena conmigo.
Se podía seguir respirando, comiendo y hacer casi todo lo que se hacia antes, después de la muerte de un hijo, pero no se estaba vivo, una parte tal vez la más importante de ti mismo había muerto, y tener sexo, o disfrutar de cualquier cosa que antes resultaba imprescindible, ya no se podía.
Mi pene está muerto, jajaja suena a una comedia idiota, cuando la verdad es que es una tragedia, en fin.
Mirta se levanta, va al baño, se lava la boca y la cara, y luego vuelve a la cama, le da un beso en la mejilla derecha, y apaga la luz.
Luis sueña, como casi todas las noches con Alejandro, a veces son pesadillas donde lo ve cubierto de sangre y él está paralizado, no puede correr, ni gritar, ni llorar, solo ver.
Otras son recuerdos engañosos de cuando Alejandro era pequeño, ya no sabe hasta donde los mismos son reales o imaginarios.
Esa noche se duerme y sueña con que es un viejo decrépito que se amaca en una silla, mientras su hijo está frente a él, aunque no lo mira, ni siquiera sabe si su hijo puede verlo, este toma el arma, apunta a su cabeza y dispara, Luis se queda inmóvil, viendo la sangre, pero está vez el sueño no termina allí, sigue, ve como su hijo se va pudriendo, como los gusanos, los escarabajos y todo tipo de insecto corroen su cuerpo.

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