Lo tuvieron que poner en una celda en solitario porque su compañero de celda lo había querido matar sin que él apenas le dirigiera la palabra. No lo sorprendía, estaba casi seguro de que uno de los presos tarde o temprano lo matarían, solo esperaba que fuera rápido.
Escuchar a su abogado lo aburría, a pesar de ser el único además de los agentes penitenciarios que le dirigían las mismas ordenes todos los días, aunque prefería a estos que a su abogado, no quería escuchar sus palabras, sus estrategias, la tercera vez que lo vio le dijo que hiciera lo que quisiera pero que no lo fuera a ver, ni le pidiera nada si no quería que lo despidiera y buscara otro abogado.
Solo quería oír el silencio, porque sus pensamientos ya no llegaban a través de palabras, sino a través de imágenes. Las imágenes ahora lo reconfortaban, de una forma extraña, como el alivio que se siente después de vomitar.
sábado, 12 de junio de 2021
Voces /6)
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