sábado, 25 de octubre de 2014

La calle de lo inesperado /1)

Era adicta a las novelas de suspenso-romántico, tenia una habitación, repleta de ellas, hacia más de 30 años qué leía novelas de ese género, y calculaba que ya debía de andar por las 2500.
En sus días amargos, se cuestionaba por qué leía esas historias, que en el fondo eran todas iguales, aunque transcurrieran en diferentes ciudades de Estados Unidos, todas trataban de una hermosa mujer, nunca mayor de 36, profesional, en general blanca, que se veía inmersa en una serie de truculencias, y que gracias a un detective privado, policía, o compañero de trabajo, lograba zafarse y ser feliz.
Sabia qué nunca las dejaría de leer, se proyectaba en ellas, le mostraban un mundo de fantasía, que la alejaba por unas horas de su realidad, la cuál cada vez le pesaba más, los años la habían vuelto una persona cerrada, que parecía mucho mayor de lo que era, de hecho en los últimos años, su madre, se alegraba con una sonrisa socarrona, le decía que a veces al verlas en las calle, las confundían con que en vez de ser madre e hija, eran hermanas.
Le irritaba cada vez que lo mencionaba, por eso Estela, su madre, no dejaba de hacerlo, lo peor para Mirtha, es que era verdad, ella siempre se había parecido mucho a su madre, y al pasar los años, ésta había envejecido mucho menos de lo esperado, como si hubiera hecho un pacto, donde los achaques de los años, cayeran sobre su hija, además de que la actitud de ambas, acrecentaba la diferencia, su mamá era una persona vital, que hasta los 80 años, cuando murió, había atendido la panadería, ella ni bien su madre falleciera, se la había alquilado a sus empleados, que pasaron a hacerse cargo de la misma.
Igual la muerte de Estela, la había afectado más de lo que creía, el no tener con quién hablar, hacia que se acrecentará su angustia, por lo que decidió hacerse dama de compañía, al cabo que en el fondo, se sentía una anciana más. 

sábado, 18 de octubre de 2014

Adiós a una vida /38)

Verse nuevamente con la persona con la que se compartió la vida durante tantos años.
Ahí estaban ambos uno frente al otro, en el despacho del abogado, firmando los últimos papeles de su divorcio, todo terminaba como había empezado, con sus firmas sobre un papel.
No sabían qué decirse, después de conocerse por más de 30 años, sentían que se habían dicho todo, que estaban cansados de referirse al otro, de compartir, sus dudas, miedos, alegrías, pero ese papel les terminaba de confirmar lo obvio.

3 meses después.

Escuchaba como Delia le contaba sobre Pablo, su nueva pareja, a quién había conocido hacia un mes, y ya se habían ido a vivir juntos.
Una sonrisa aparentemente amable, pero que en el fondo era absolutamente cruel, se dibujo en los labios de Mariana.
Si me hago de una pareja, lo único a lo que puedo aspirar, es a un mantenido, o a un pelotudo que quiere que le haga de madre, mientras por otro lado se coge a otra, mejor me quedó sola.
Si me gustaría sentirme querida y deseada, por un buen tipo, pero ya estoy grande para creer en los cuentos de hadas, en la vida solo se puede tener una infelicidad llevadera, el resto es fantasía.

Esa casa nunca sería suya, no solo porque todo estaba a nombre de Silvia, sino porque se sentía ajeno a ella, no había nada elegido por él, no dejaba ninguna huella en ella, era como vivir permanentemente en un hotel.
Y si ni siquiera dejo huella en ésta casa, menos en los que me rodean, ni siquiera las porquerías de mis hijos me recordarán, desagradecidos de mierda, tal vez la única que lo haga sea Mariana, para criticarme, ya que Silvia, se buscará alguien a quién servir, que es lo que verdaderamente le interesa.






sábado, 11 de octubre de 2014

Adiós a una vida /37)

El saber que no volvería a estar con Rafael, había sumido a Mariana en una relativa depresión, toda esa vitalidad que tuviera por unas cuantas semanas, desapareció de repente, y no tenia ganas de arreglarse, ni teñirse, ni de nada, le costaba hacer las cosas diarias, sentía que cualquier quehacer cotidiano, lavar un plato, encender la hornalla de la cocina, lavar el piso, la desesperaba.

Pasada una semana de preparara la comida, o comprarla hecha, de lavar los platos y demás, Román se sentó frente a ella.
-¿Qué mierda te pasa?
-Estoy cansad de todo.
-Entonces anda al siquiatra o a algún lado, porque así no podes seguir, ¿vos ves como está la casa?
-Ah claro, me olvidaba que soy la sirvienta.
-Mira, déjate de joder, acá las cosas las hacemos entre los dos.
-Por favor, qué mierda haces vos, yo soy la que siempre limpia, hago la comida, tiende las camas lava el piso, todo.
-Tu trabajo no es como el mío.
-Pero igual agota, querido, estoy harta de ser la sirvienta de esta casa.
-Otra vez con eso, déjate de joder Mariana, qué sabes muy bien qué no estás así por esto.
-Vos qué sabes, por qué estoy así.
-Lo estás porque te dejaste con el macho que tenias, te crees que soy pelotudo.
-Y qué me tenés que reclamar, o te crees que yo no me entere de la tuya.
-Me importa un carajo que cogieras con uno o con mil, lo que me jode, es que te eches a morir, cuando sabes que tenemos 2 hijos, que no tienen la culpa de nada, yo me las puedo arreglar solo, pero ellos no, y están preocupados por vos, me rompen las pelotas, y yo no sé qué mierda decirles, o querés que les salga con que mami está mal, porque se dejó con él macho?
-Sos un hijo de puta, quién te crees para hablarme así, no sos mejor que yo.
-Por lo menos soy ubicado, o me viste faltar al trabajo o andar queriéndome cortar las venas cuando termine con mi amante? no, me la aguante, y seguí adelante, vos empeza a hacerlo, porque ni los chicos, ni yo, estamos para aguantar tus depresiones de atorranta abandonada.
-Andate a la mierda.
Clavo sus uñas en las palmas de sus manos, las lagrimas corrieron por sus mejillas, y enseguida las barrió con sus manos.
No le voy a dar el gusto de verme acabada.
Volvió a su rutina diaria, con la relativa satisfacción de no saberse acabada, aunque si vencida.

sábado, 4 de octubre de 2014

Un lugar particular /36)

Se sentía revitalizada, empezó a seguir una dieta, se compro ropa, se tiño el pelo, todo para seguirle gustando, para que no se cansará de ella, que la monotonía no rompiera el encanto.
Notaba que Rafael, también se cuidaba un perfume muy rico, mejores camisas, se afeitaba siempre para la ocasión.
Es raro no tener expectativas, saber que la relación se quedará en lo que es, y luego terminará.
Se decía Mariana, mientras se arreglaba, aunque siempre que se le cruzaban estos pensamientos, sentí una fuerte melancolía, sabia que cada día se acercaba más el final, que tarde o temprano, la emoción y el deseo, se irían apagando, por eso cada vez trataba de disfrutar más las horas que pasaba con él, de mirarlo, besarlo, acariciarlo, oír su voz, su risa, sentir su olor.
Una tarde, después de estar juntos, cuando ya se habían terminado de vestir, y antes de despedirse, ella se acerco a él, lo abrazo, y le dijo, te quiero, enseguida se mordió los labios, pero lo había dicho, Rafael le respondió, que él también la quería.
Pero no es verdad, lo dijo por compromiso, para que el momento no fuera incomodo, la cague, cague todo, tal vez él lo olvide, o no sé, espero que no le de mucha importancia.
La próxima vez que se vieron, todo fue más o menos igual a la anterior, pero Mariana se cuido de no decir nada.
Y al mirarlo por unos segundos a los ojos, supo que ya no era lo mismo, que desde ese momento se empezarían a ver menos.
No creo que fuera por mi confesión, tal vez 2 meses y pico, es lo que dura la calentura pura, o lo que duro en nosotros.
Lo peor es que nunca voy a saber si fue por ese te quiero.

Las personas no tendríamos que tener una capacidad tan enorme para soñar, ya que la mayoría nunca logramos nada, tenemos vidas intrascendentes y frustradas, por culpa de esos putos sueños.
Tantas cosas quería ser de chico, y no cumplí ninguna.
Qué se le va a hacer, hay que como dicen, disfrutar de las pequeñas cosas, y que otra no queda, así que a ver si ésta torta que hizo Silvia, la saboreo hasta el orgasmo.