domingo, 27 de abril de 2014

Adiós a una vida /13)

Los dos ventiladores del salón, estaban al máximo, mientras los chicos estaban con la cabeza inclinada escribiendo las respuestas de la última prueba, Mariana pasaba por sus pupitres, de una pared hasta la otra, observando y asegurándose de que no se copiaran ni tuvieran ningún machete, aunque más lo hacia para sentir mejor el viento que echaban las aletas de los ventiladores, ya que a su escritorio, no llegaba ni brisa de los mismos.
1 año para jubilarme, y cuando estudie estaba tan entusiasmada, licenciada en historia, ya me veía o escribiendo libros de revisionistas, o en algún ministerio, como si las cosas fueran tan fáciles, y cualquiera llegara, cualquiera llega, pero con acomodo, como a todos lados.
Lindas pretensiones, me queme las pestañas para qué? para que estos pendejos ni me miren, ya no digo que me escuchen, pero por lo menos que mantengan la vista hacia mi lado para que parezca que si, por respeto aunque sea, pero no, les importa un carajo lo que digo, si no les importa lo que les dicen los padres, menos lo que les digo yo.
Miro el reloj, faltaban pocos minutos para que sonara el timbre del recreo, les dijo a los alumnos que le fueran entregando las hojas, estos lo hicieron, por la cara de la mayoría, parecía que iban a desaprobar, a ella no le importaba, cuando rindieran, supieran o no , los aprobaría igual, no quería aguantar a ningún padre molestándola porque su hijo había repetido por culpa de ella, así había oído que se lo decían a otra profesora, y ella se prometió a sí misma, que no pasaría por eso, ya que los padres preferían achacarle el mal desempeño de sus hijos a los profesores, en vez de mirarse el ombligo, pues ella iba ha hacer lo mismo, los aprobaría, hubiera estudiado mucho o nada.
Espero a que todos los chicos se fueran ido, tomó las pruebas, la cartera, y se metió en su auto, buscó entre sus contactos a Delia y marco.
-Hola, her, lo pensé, y si, me voy con ustedes.

domingo, 20 de abril de 2014

Adiós a una vida /12)

Se había quedado haciendo horas extras, por qué si no, no les alcanzaba para poder llegar a pagar el crédito que les había permitido comprar el moisés, y la cuna.
La ropa del bebe se la había comprado y hecho Mariana.
Tendría que haber visto como hacia para llegar antes.
Se reprochaba, Román, por no haber podido presenciar el parto, cuando llegó, el doctor le estaba dando la típica palmada sobre la nalga, y este empezaba a llorar.
Le sorprendió verlo, saber que ese ser pequeño rojizo, cubierto por un liquido gelatinoso, era una parte de él, algo a lo que tanto Mariana como él, habían concebido.

Hacia mucho calor, Delia no se le despegaba, desde que el día anterior, tuviera varias contracciones,  pero el obstetra la había mandado de vuelta a la casa, al no estar suficientemente dilatada, Román agarrándole la mano, y provocando que las palmas de ambos se llenara de sudor, le preguntó si quería que pidiera el día para quedarse con ella, peor Mariana después de morderse los labios, le contestó que no, esa decisión le dolió, veía la frustración en la cara de Román, aunque este hacia lo posible porque no se le notara.
Ese crédito de mierda, y ésta puta inflación, todos los días aumentan más las cosas, si hubiera sabido que íbamos a estar así, ni quedaba embarazada.
Y este calor, pobre Román, metido ahí en ese molino, pero bueno, también eso le pasó por inconstante, por qué mierda no estudió, aunque sea de profesor, estaría mejor que en el molino.
Las horas pasaron, no pudo dormir, el calor, los cortes de luz diarios, hacían que noche de por medio, no tuvieran electricidad a la noche, por ende apenas si podía dormirse las noches que el calor aflojaba, y esa no era de esas noches, había mucha humedad, parecía que todo fuera a reventar, su vientre, el cielo, Román, el país...
Se entredurmió en el sillón, al día siguiente la despertaron las contracciones, y a los pocos segundos sintió el viendo del ventilador, que Román antes de irse, había colocado enfrente de ella.
La ternura que le despertó el gesto de su marido, pronto se disipó por los dolores provocados por las contracciones, agarro el teléfono que estaba en la mesa al lado del sillón, y llamo a Delia, ésta frenó frente a su casa a los pocos minutos, y la subió en su pequeño Fiat 1.
El parto fue rápido, y sin complicaciones, pero si muy doloroso.
Apenas vio cuando el bebe salia, y luego oyó cuando este lloraba.
Luego sintió que alguien le hablaba, se obligo a despertarse, era Román, que la felicitaba, y le decía que la amaba, estaba tan transpirado como ella, y las gotas de transpiración, se mezclaban con sus lagrimas.




domingo, 13 de abril de 2014

Adiós a una vida /11)

Se levantó, se lavó la cara, se vistió, y se tomó el café que su madre le había preparado, se toco el bolsillo, metió la mano en el y sacó un pequeño trozo de papel.
Mariana.
Pensó, y se sonrió, untó manteca y mermelada sobre varias express la mayoría partiéndosele sobre la palma, no podía concentrarse, y presionaba demasiado el cuchillo sobre la galletita, le irritaba tener que desayunar, y comer, antes de llamar a Mariana, pero sabia que todavía era temprano para llamar, por lo que se contuvo, y empezó a masticar las partidas galletitas, pero no podía hacerlo de forma normal, mpor lo que se atoraba, al masticar, tragar y beber sin pausa.
-Qué te pasa, pareces un animalito?
-Nada ma.
Cuando ella había vuelto de tender la ropa, instintivamente había vuelto a meterse el papel en el bolsillo, pero sin poder controlarlo, como si fuera un tic nervioso, movía la mano sobre la tela, donde debajo se encontraba el papel, necesitaba sentirlo.
-Y por qué te tocas el pantalón, está descosido, anda a ponerte otro, así te lo arreglo, o te duele la pierna?
-Ni una cosa, ni la otra, mamá, basta.
-Ah, ya sé, una chica.
Román quiso esconderse detrás de la taza, pero al sentir que ya no llegaba más liquido a sus labios, la bajo con fastidio.
Si no se lo cuento ahora, después lo va a saber por el número de teléfono, se lo digo ahora, mejor.
-Si.
-Hum, y como se llama?
-Mariana, la hija de Alicia.
-Ah, la del flequillo, y qué tenés en el pantalón, no me lo digas, su número, no?
-Si...
-Mira, si la llamas, trata de ser corto, cosa imposible entre ustedes los jóvenes, que les encanta darle a la lengua, pero bueno, ya sabes que acá la plata no sobra, y las llamadas te las cobran como si fueran oro, además no te cuesta nada ir hasta la casa...
-Gracias por pincharme el globo.
-Como se nota que no pagas nada acá, cuando te hagas cargo de tu casa, vas a entender como son las cosas, y cuanto cuestan.
-No me contestes así.
La replica de Román no viene con palabras, si no con el chirriar de las patas de las sillas, al levantarse violentamente, e irse a su pieza, encerrándose en ella, le gusta darle dos vueltas a la llave, siente que ese lugar es solo suyo.
Mira su reloj despertador, todavía es temprano, por primera vez quiere que las agujas pasen rápido, y no como cuando tiene que levantarse para ir a trabajar.
Sigue siendo temprano, da vueltas por su habitación, hace abdominales, pero se acalambra pronto, por el desayuno ingerido pocos minutos atras, agarra una revista, no puede concentrarse en las letras, por lo que solo pasa las paginas ojeando las fotografías y dibujos, modelos, promocionando ropa, zapatos, historietas, fotografías de potes de productos dieteticos, tira la revista sobre la cama, vuelve a dar vueltas sobre su habitación, es pequeña, se siente enjaulado, esa sensación de propiedad ahora lo angustia y lo frustra, esos metros, esa nada es suya solo en su caprichosa mente, se repite eso, nada de lo que tiene es suyo, bueno la ropa si, y la revista esa que tiro, también, no la revista es de la madre, viéndola ahora, se la recuerda, por lo que la mete dentro de un cajón de la mesa de luz.
Se aburre y apenas pasan 15 minutos, y sigue siendo temprano, se reprocha el no haberse quedado durmiendo, el no haberse vuelto a acostar después de orinar, el calor, piensa tratando de justificarse, peor no, no es tanto, y tiene el ventilador de techo, no es el calor, es Mariana, se despertó con la idea de llamarla.
Es una mierda el amor, piensa, porque es eso, si, es amor, esa ansiedad de llamarla, de verla, de sentirla cerca, las aletas del ventilador le hacen llegar un aire húmedo, se desnuda y la sensación de humedad y fresco que sintiera sobre la cara, ahora la siente sobre todo el cuerpo, cierra los ojos, se pasa la mano caliente y sudorosa rápidamente por el pecho, que luego del sopor de la mano, siente el frío inmediato de aire del ventilador, sobre el sudor dejado por la mano, sigue bajando ésta, hasta llegar a su bello púbico, y ya siente la erección, se masturba, frunce los labios para poder lamerlos, y sentir como si Mariana lo estuviera besando.
Esos labios, que lindos labios tiene, y esas tetas, no son grandes, pero están lindas, redonditas, y el culo, el culo lo tiene hermoso.
Sigue moviendo su mano, cada vez en forma más acelerada, su cuerpo transpira, y enseguida se le eriza la piel, pero no le importa, al contrario, eso le provoca placer, acelera aún más el ritmo de su mano, hasta que siente sobre el pulgar y el indice, el liquido tibio, blancuzco y pegajoso.




domingo, 6 de abril de 2014

Adiós a una vida /10)

Apenas había pasado un minuto desde que Delia llegara, cuando lo hizo el muchacho con la pizza.
-Mañana tengo que empezar la dieta.
Le dijo Delia.
-Bueno, pero hoy disfruta, además vos qué tenés que bajar, 5 kilos como mucho.
-Gracias, pero no te creas, mínimo, unos 10.
-Ah, entonces yo tengo que bajar unos 15 o 20, déjate de joder, me haces sentir una vaca.
-Qué decís, vaca Claudia, viste como está?
-Eso ya es obesidad mórbida, no es por exagerar, pero te juro que si me viera así, me suicido, por qué viste que los hijos de puta de la obra social no te cubren ningún tratamiento, nada, y Claudia seguro que tiene algún problema de tiroide o algo, yo por lo menos no conozco a nadie tan gordo solo por comer.
-Yo tampoco, la verdad, viste lo que son las pantorrillas.
-Las pantorrillas, los muslos, el el culo, pobre, ni hablar, da pena.
-Si, por eso yo mañana, empiezo la dieta.
Mariana garro un repasador y saco la pizza del horno, ya que cuando la recibió la sintió tibia y poco horneada.
-Me parece que voy ha hacer lo mismo.
-Dale, mejor, siempre es mejor hacerlo de a dos, nos hacemos mutua compañía.
-Si, va a estar bueno, aunque las dietas son horribles.
-Y si, pero qué sé yo, también podemos salir a caminar.
-Ajá, pero tipo 7 o 7 y media, porque ahora se viene el calor.
-Obvio, tampoco vamos a andar con la lengua afuera...Está rica la pizza.
-Si, qué desgracia que hay tantas cosas ricas, aunque ésta no engorda nada en comparación con los dulces.
-Cállate, qué no sé si es que tengo el metabolismo lento o qué, pero si me doy un gustito, ponele un chocolate Milka, o algún alfajor, al otro día no me entra el pantalón, no todos, peor los jean, tengo que andar cinchando para que me entren.
-Nosotras siempre fuimos de tendencia a engordar.
-Lamentablemente, mamá ahora está flaca, nomás porque no puede comer nada, viste que todo le hace mal.
-Ay si, está inaguantable, cada vez que me llama, bah las pocas veces que me llama, me cuenta que le prohibieron comer alguna cosa.
-Si, a mí peor, cuando la fui a ver, apenas si me preguntó algo, le tuve que escuchar quejarse de que los remedios son amargos, o que le cuesta tragar las pastillas, o que el doctor le prohibió algo.
-No sé que jode, siempre fue hipocondríaca, ahora debería estar contenta con los achaques.
-Yo creo que en el fondo lo está, le encanta hablar de eso, y hacerse la victima, para joder.
-Si.
-Che, y vos cuando as a empezar a salir.
-No, mejor sigamos hablando de lo otro.
-Peor es que estaba deprimente.
-Y qué te crees, que mi vida es un carnaval?
-Ahora podes hacer lo que se te cante, no te hagas la victima.
-Es que no sé si quiero salir, para qué, vos viste como están Antonieta y Betty, mira los que se consiguieron.
-Todos no son iguales.
-Pero la mayoría si, y no me voy a andar arriesgando, después se te mete uno a la casa, y anda a sacarlo, lo tenés que mantener, no a esta altura, para qué?
-Y qué querés quedarte sola, yo no podría.
-No sé, me gustaría tener algo, pero cada quién en su casa, aunque eso parece imposible, todos quieren meterse adentro de lo poco que una tiene.
Además ahora quiero estar un tiempo sola, dedicarme a mí misma, y después si ver si se puede dar algo, pero sin compromisos.
-Con uno casado?
-No, ni loca, después se te viene la mujer a la casa y qué hago, además yo fui cornuda, y no es nada lindo.
Las migas de la pizza, se pegaban a los labios de ambas, los de Delia de un rojo carmesí y los de Mariana, de un brillo natural.
-La verdad, che y contame, como están los chicos?
-Bien, por lo menos eso es lo que me dicen cuando se acuerdan de llamarme, o de contestarme las llamadas, igual prefiero eso, porque lo más probable es que si viviera acá, me encajaría a sus hijos.
-Qué porquería cuando hacen eso, Martha ahora está criando a los 3 nietos, se le han venido los años encima.
-Como para no, volver a ser madre, y más de chicos chiquitos, qué edad tienen?
-Y la más chica tiene 2, y el más grande 5, una tortura.
-Ojalá la puta de la hija se haya ligado las trompas.
-Anda a saber, porque esas lo hacen para que después el tipo les pase una buena pensión.
-Qué se le va a hacer, che lavo los platos, y salimos?
-Lavamos, qué no tengo anillos que se me caigan por hacerlo.
-Che, vos sos visita.
-Déjate de boludeces.
Lavaron y secaron los platos, vasos y cubiertos, ambas buscaron en sus respectivas carteras, sus espejos chiquitos, retocando el rouge de sus labios.
-Está linda la noche, fresca, se va a poder dormir como la gente.
-Si, parece que si, por suerte, hasta que llegué enero, qué mes de mierda.
-Un asco, igual Carlos me dijo que va a alquilar un departamentito con un amigo, y como el otro recién sale de vacaciones en febrero, es barato, por qué no te venís con nosotros, averigua si hay algún hotel barato.
-No, con esto del alquiler y todo, tengo un montón de gastos.
-Yo te presto.
-No, ni hablar, como me vas a andar prestando.
-Somos hermanas, che, no me cuesta nada, además lo hago también por mí, a Carlos le gusta pasar el día en la playa, metiendo en el mal, no sé qué le ve al mar de acá, que es asqueroso, con ese color mierda que tiene.
Yo ni loca me meto al mar, me cago de frío, y leer en la playa no me gusta, prefiero quedarme chusmeando con vos, recorremos la ciudad, criticamos a los demás...
-No sé, lo voy a pensar, no te garantizo nada, no te entusiasmes.
-Okey, vos pensalo.
Sus cuerpos fueron iluminados por las blancas luces de la heladería.
Tuvieron que abrirse paso, entre las mesas y sillas todas ocupadas que había en la vereda de la heladería, formando casi un laberinto.
Esperaron solo 1 minuto, ya que las empleadas servían con una que las asombró.
Luego de pedir el tamaño y los gustos del helados, caminaron una cuadra con ellos en una mano, mientras con la otra clavaban cada una la cucharita de plástico, correspondiente.
Al llegar a la plaza, eligieron uno de los bancos, que estaba más cerca de la esquina.
Mariana, miro los plátanos.
-Te acordas cuando eramos chica, la plaga de las golondrinas?
-Cállate, me acuerdo que me cagaron un vestido nuevo lindisimo que tenia.
-A mí el pelo.
-Si, por suerte fumigaron, che estos helados, no nos van a hacer adelgazar.
-Qué importa, la dieta la empezamos mañana.
Delia aplasto un mosquito que se había posado sobre su brazo, y se levanto.
-Che, vamos yendo, que estos mosquitos, nos van a comer vivas.
-Mejor nos quedamos un ratito, así nos chupan un poco de grasa.
Luego de que Mariana se levantara, comenzaron a caminar, vieron una pareja de adolescentes, la chica sentada sobre las piernas del chico, besándose, acariciándose. 
Ninguna dijo nada.
Mariana se imagino en esa situación, en su adolescencia nunca había hecho eso, y ya nuca lo haría, los años obligaban al pudor.